La banda liderada por los hermanos Reid regresa a la Argentina luego de seis años. Pioneros del estilo conocido como Shoegaze, llegan a Groove para repasar todos sus clásicos.

Por Pablo Díaz Marenghi

Cuenta la leyenda que el primer concierto en vivo de The Jesus and Mary Chain duró diez minutos, había menos de 50 personas y la distorsión tumbaba al público; ningún músico hablaba; solo se dedicaban a tocar sus instrumentos con rabia; con esa disconformidad que había dejado huérfana el punk y que nuevos grupos intentaban reencauzar a comienzos de los ochenta en la escena británica. Luego de idas y venidas, seis discos de estudio, giras y separaciones, retornan a la Argentina –Su último show fue en el Personal Fest 2008– para repasar sus clásicos. El post punk, el dark de The Cure, el shoegaze de My Bloody Valentine, confluyen en esta propuesta sonora comandada por los hermanos Jim y William Reid que se presentarán el miércoles 21 de mayo en Groove (Avenida Santa Fe 4389, Palermo).

Surgidos en 1983, cuando los hermanos Reid convocaron al bajista Douglas Hart y al baterista Murray Dalglish para brindarle una base musical a sus composiciones, The Jesus and Mary Chain dejó una huella en los movimientos que le sucedieron al punk a comienzos de los ochenta. La crítica identificó su sonido dentro del género denominado Shoegaze –Su nombre se debe a la costumbre de los músicos de mirar el piso en vez del al público. Su primer disco, Pshycocandy, es uno de los paradigmas sonoros de la década. Sus canciones sombrías, solos distorsionados, voces con ecos, conformarían no solo un sonido característico sino también una estética propia: poses tímidas, peinados revueltos –similares al estilo Robert Smith- y una potencia desmesurada en sus shows en vivo.

No todo es melancolía en el sonido de la banda oriunda de Escocia. Su música, como la de toda banda que marca una impronta en la historia del rock, es una mixtura de diversos matices. Puede reunir melodías más oscuras, lindantes con lo depresivo, con otras más armónicas, arreglos de guitarra alegres y armonías densas, complejas en cuanto a la instrumentación. Esto puede comprobarse en su tema “Happy when it rains”, con una letra plagada de referencias a temáticas dark –la negritud, la oscuridad, la tristeza del desamor- y una melodía más pop, que podría ser bailable y pogueable.

En su primera visita a la Argentina en 1990, la banda tocó menos de una hora en el estadio Obras Sanitarias para 2500 personas. Los hermanos Reid no dijeron ni una palabra. En el 2008, ya más maduros, se los vio más sueltos y relajados. En la actualidad, la crítica y el boca en boca los consagró como una banda de culto; por lo que se espera una amplia convocatoria para su concierto del 21 de mayo en Groove. Las entradas ya están a la venta a través de Ticketek. De la mano de la productora Indie Folks, los escoceses regresan a la Argentina para sorprender a su público y demostrar que su sonido, tan íntimo y personal, sigue vigente.

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