En Dorado, los Como Diamantes Telepáticos redobla la apuesta de su primer disco, con un materialcargado de optimismo y vuelo propio.

Por Nahuel Ugazio

Dorado es el nuevo material de los Como Diamantes Telepáticos, un álbum que, si bien podríamos definir con aires pop-punk, da rienda a su propio camino, ajeno a los estereotipos. Grabado y mezclado analógicamente, lo que le da un sonido con más textura y con aires nostálgicos (por momentos tiene esa sonorización propia de los noventa), Dorado se destaca por su consistencia y una rítmica equilibrada. Es un disco cuya producción fue pensada y lograda, y hasta por momentos parece que tiene vida propia. A través de un viaje de ocho canciones concisas, cerradas y frescas, los CDT nos brindan lo que, solo por ahora, es su mejor producción.

Casi como un presagio, la tapa del disco nos muestra un cielo más que azul con nubes esponjosas que nos tientan a tirarnos de bomba sobre ellas, esta imagen fresca y simple nos brinda la información necesaria para comprender el propósito de la placa: Dorado tiene vuelo propio. Como para mantener el viaje y seguir en los cielos que nos propone CDT, luego de una breve obertura, el disco nos adentra en los acordes magnéticos de “Aviador”. Entre un dreampop, positivo y optimista, “Aviador” se encuentra entre las mejores canciones de la producción. Las voces de Mariela y Fernando Centurión cantan a la par esta fábula moderna repleta de imágenes y pasajes sonoros. Patrón que se ira repitiendo a lo largo de la placa, las canciones de Dorado tienen similitudes entre sí pero a la vez cada una es bien distinta a la otra.

El imaginario de los cielos, vuelos y sueños se mantiene como una temática frecuente. Se suceden “Soñar soñar”, “Reloj de arena” y “Avión dorado”, donde se destacan arreglos acústicos, y sonidos que bien podrían haber sido sacados de un film de ciencia ficción, redondeando una canción conmovedora. En “Todos ellos” adoptan una actitud rockera, aquí las guitarras le ganan a los teclados, y el estribillo se canta fuerte. “Radioflash” comienza con una guitarra bien shoagaze que rápidamente es reemplazada por otra más limpia y arpegiada. Entre la dulce distorsión y la letra incitadora al baile, “Radioflash” es otro de los puntos altos.

Las canciones se disfrutan, pero también alimentan las ganas de escucharlos y sentirlos en vivo. Dorado es antesala para futuras fiestas con los CDT en el escenario. Todas las fiestas del mañana.