La artista francesa Melody Prochet se junta con el líder de Tame Impala para crear Melody’s Echo Chamber, y llevar al Dream Pop por nuevos rumbos.

Por Damián Jarpa

El Dream Pop está en boga, definitivamente, y en sintonía con eso llega Melody Prochet, artista francesa que lanza  su álbum debut gracias a la ayuda de Kevin Parker, el multi-instrumentista y  compositor de Tame Impala, que sirvió de productor y se ocupó de casi la totalidad de las guitarras en este álbum. De todas maneras, el sonido de Melody’s Echo Chamber, más allá o no de la injerencia ejercida por Parker, cuenta con obvias referencias a Broadcast, la legendaria banda inglesa. El registro vocal de Melody Prochet  es muy parecido al de Trish Keenan, la fallecida cantante de los ingleses.

El disco abre con “I Follow You”  y marca un poco la temperatura del álbum: texturas por doquier, efectos de guitarras saturadas y una voz acaramelada, cálida, casi fantasma, con solos de guitarra incluidos que podrían haber sido autoría de Lee Ranaldo. “You Won’t Be Missing That Part of Me”, el primer corte del álbum, es una agria canción de amor dedicada a un ex en la que destella a cada segundo la combinación entre la armonía vocal de Prochet y la guitarra de Kevin Parker.

Uno de los momentos más logrados es “Endless Shore”, compuesta de un puente y estribillo sorprendentemente pegajosos, con un gran control del tempo y adornados con una cautivante atmósfera de trasfondo. Es donde la banda encuentra su nirvana. “Snowcapped Andes Crash” hace referencia a la melancolía y la compasión, en una búsqueda sonora, que recuerda al costado más lisérgico de The Flaming Lips. Por su parte, “Some Time Alone” es una canción finamente arreglada, con pianos delicados y hasta deja entrever un nivel de obsesión por la perfección sonora como el de los prolíficos My Bloody Valentine o Slowdive, estandartes del Shoegaze de fines de la década del ochenta.

En el disco también hay lugar para su costado más electro, con una sutil preponderancia de sintetizadores y samplers especialmente en “Quand Vas Tu Renter?” y “Bisou Magique”, que dejan al mismo tiempo un halo de seducción y elegancia imposibles de soslayar, ya que ambas canciones son interpretadas  en  francés.  Esto también sirve como documento de identidad de la banda, y demuestra que el delay y reverb no son únicamente las herramientas principales y primordiales a la hora de arreglar una canción.  Se hacen presentes también hipnóticos pasajes, así como el avasallante interludio instrumental “Is That What You Said”.

Más allá de que se encuentren tantos arreglos en las canciones, éstos conviven en el disco de una manera natural, casi armoniosa, y se dejan llevar por la corriente. Y este probablemente es el objetivo más ambicioso que se han propuesto y que han cumplido con creces. Por eso mismo, tal vez sea uno de los debuts más sólidos que hayan aparecido en el último tiempo.

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