Fede Cabral, ex líder de Sancamaleon, explora nuevos sonidos y texturas en Plexo Solar, su segundo disco solista editado por Geiser. Folk bailable, hip hop, electrónica y el rock de siempre para un disco de letras al borde de la autoayuda.

Por Ilan Kazez

Pasaron casi cinco años desde la separación de Sancamaleon. Siempre a centímetros de entrar al mainstream, fue uno de los grupos que sacudieron el under porteño durante la primera década del ‘2000 a fuerza de fusiones de ritmos agitados, letras plagadas de buenas vibras y videoclips memorables. Dos años después, el vocalista Fede Cabral arrancó su carrera solista, cuyo primer movimiento fue , editado en 2013. Fue una de las primeras tensiones a las que se debió enfrentar, ya que la apuesta fue fuerte: dejó atrás el frenesí que caracterizaba a su ex banda (“No nos jodan porque somos violentos”, cantaba allá por el 2001) y desarrolló una veta más pop, íntima y dulce. A nivel sonoro, el proyecto de Fede Cabral solo tenía poco que ver con Sancamaleon y la base de fans se disgregó. Debió empezar casi de cero.

 “La esencia de la fuerza es la cuerda tensar”, repite Cabral sobre el final de Plexo Solar, en “Om”, una irresistible canción folk bailable que haría mover el cuerpo hasta al más desprevenido. La frase es elocuente como síntesis del álbum, porque todo lo que se escuchó en los nueve temas previos fue una conjunción de tensiones que desembocan en fortalezas.

El estado solista le permitió a Cabral explorar nuevos sonidos y texturas, con pequeñas y sutiles incursiones en la electrónica, algo que comenzaba a percibirse tímidamente en y en sus shows en vivo, y que ahora estalla en Plexo Solar, su segundo trabajo, editado bajo el ala de Geiser Discos.

La tensión entre lo tradicional y lo exploratorio es uno de los ejes de Plexo Solar, un disco en el que la producción toma más protagonismo. El contraste entre los primeros dos temas es paradigmático: “El verano no se quiere ir”, canción que abre el álbum, mantiene un ritmo poptimista que podría haber salido de un grandes éxitos de Fito Páez. Directamente después una punzante batería electrónica abre “La mitad del sentimiento”, un tema oscuro, minimalista y electrónico, con aires a James Blake y la voz de Cabral expresivamente seria.

En el conjunto de links de Cabral se puede encontrar nombres disimiles: Páez, Diego Frenkel, Emiliano Brancciari (No Te Va Gustar), Jorge Serrano (Los Auténticos Decadentes), Lisandro Aristimuño, el mencionado Blake, Damon Albarn y Sufjan Stevens. Esto hace que el álbum presente una nutrida variedad de sonidos y estilos: hay mucho de pop dulzón en “Con tus ojos” y “Río bombón”; rock agitado en “Siempre te espero”, que mantiene la línea de Afuera (2010), el último y mejor disco de Sancamaleon; folk, como en la mencionada “Om” y la emotiva “Sagrado”, que cuenta con una cruda y magistral participación de Gori.

En Plexo Solar, lo tradicional siempre tiene algo de exploración y en la exploración siempre hay algo de tradición. En “Florida Town”, con la intervención de El Chávez, Cabral juega a ser un beastie boy del Conurbano norte en slow motion, mezclando inglés y español, y desplegando una diversa instrumentación que combina sintetizadores, batería electrónica, guitarra acústica, flauta traversa y ronroco. El resultado es una textura deliciosa y uno de los puntos más altos del disco.

La otra tensión presente es emocional. El plexo solar es una red de nervios ubicado en la boca del estómago. Es también una chakra, un concepto budista utilizado en el yoga que denota los centros de energía del cuerpo. En este caso, es el centro emocional. “Es donde se juntan y concentran los sentimientos”, explica Cabral en la descripción del disco.

No me podrás vencer / yo tengo a mi enemigo adentro de mí  / afuera el mundo habla, siempre hablará / ya no lo escucho más”, canta en “Un millón de veces”. En las letras, Cabral tensiona sentimientos concentrados, abre el plexo solar y los libera. Buscar encontrar el optimismo en las desventuras, una característica trasversal de sus composiciones, y por momentos realiza un tratado de autoayuda: “Algo termina aquí / y siempre algo empieza en el fin / es la caída y la resurrección / es la mística del campeón”, dice en “Con tus ojos”.  “Enfrentar al sol hasta morir de amor / y quizás el dolor haga nacer la flor”, propone en “Fuera del tiempo”; “Vas a tener que enfocar / el ruido es ruido y nada más / no te rindás”, exige en “Om”.

El resultado final es un disco pop con muchísima fuerza sonora y emocional, de los necesarios en los momentos que nos invaden las tensiones.//z