Guy Ritchie es víctima de sí mismo en El Agente de C.I.P.O.L., adaptación de la serie homónima de mediados de los 60.

Por Martín Escribano

Con Misión: Imposible – Nación secreta todavía en cartel la vara está muy alta para las películas de espías. El agente de C.I.P.O.L., opus ocho del británico Guy Ritchie, se presentaba como una digna rival que, lejos de disputarle el título podría al menos hacerle frente. Todos sus cartuchos, sin embargo, se queman en el primer round, y las correctas actuaciones de sus protagonistas no alcanzan para que la propuesta se mantenga a flote.

Adaptación de la serie homónima de mediados de los 60, El agente de C.I.P.O.L. cuenta la historia de un agente de la CIA, Napoleon Solo (Henry Cavill), y su par de la KGB, Illya Kuryakin (Armie Hammer), que se ven forzados a trabajar codo a codo para hacerle frente a una amenaza nuclear. La Alemania sesentosa vista a través de la lente frenética que siempre caracterizó al ex de Madonna se ve muy sofisticada y la secuencia inicial, a uno y otro lado del Muro de Berlín funciona a la perfección. Es posiblemente el único fragmento del film donde narración y estética se retroalimentan positivamente. Lástima que Guy Ritchie no es el Christopher McQuarrie de la última Misión imposible y, en lugar de servirse de cierta atmósfera de ridiculez que se hace presente en varios pasajes de su película, cae víctima de sus juegos visuales cancheros.

Las actuaciones de Superman y el Llanero Solitario son correctas y sorprende Elizabeth Debicki en su papel de mala malísima, la banda sonora sesentona es una delicia y la secuencia de la persecución en lancha, luego de varios minutos de sopor, es uno de los puntos altos del film. Si la película no funciona es porque, como ocurría con la Birdman de Iñárritu, el recurso del montaje ritchiano está puesto más al servicio del director que de la obra. De a ratos nuestro querido Guy parece un niño caprichoso decidido a defender el estilo por el estilo, como si el cine se redujera a un mero espectáculo de fuegos artificiales.

Desaprovechando el potencial de sus actores y del rico argumento de la serie original, Ritchie logra que los agentes Solo y Kuryakin queden varios escalones por debajo de James Bond, Jason Bourne y Ethan Hunt. El tiempo y la taquilla dirán si El agente de C.I.P.O.L. es el inicio de una nueva saga. De ser así será mejor dejarle el volante a otro. Los compañeros de viaje tienen mucho para ofrecer pero el piloto, aunque se trate de una de espías, anda despistado.//z