El libro Resistencia compila los diez números del fanzine homónimo comandado por Patricia Pietrafesa, bajista de She Devils, Kumbia Queers, alma máter de Cadáveres de Niños y Sentimiento Incontrolable, y otros agregados míticos de la cultura punk subterránea. Rodeada de próceres del punk rock y la contracultura, la autora presentó su obra entre juventud, alcohol y fotocopias.

Por Gonzalo Penas y Pablo Díaz Marenghi

El punk es un género musical que suele emparentarse con la rebeldía, la actitud anti-sistema y el repudio a cualquier autoridad o dogma vigente. El “No future” arrojado por Johnny Rotten – cantante de Sex Pistols – en Londres durante los años setenta sacudió la cabeza de cientos de jóvenes que comenzaron a forjar un nuevo modo de vida. Al mismo tiempo, en la Argentina, Patricia Pietrafesa comenzaba a descargar todos sus impulsos punks, rebeldes, anarquistas y agitadores en papel de manera visceral. Así nacía, en 1984, Resistencia, fanzine que pasaría a la historia dentro de la escena underground junto a Vaselina -primer fanzine punk de Buenos Aires- y Rebelión Rock. Quizás ninguno de aquellos jóvenes, despreocupados por el futuro y cultores de la “muerte joven”, imaginó que casi 20 años después, todos los Resistencia se recopilarían en un librazo -400 páginas– y sería presentado en una velada histórica junto a mitos del punk rock. El domingo 5 de mayo, en el Centro de Investigaciones Artísticas, Resistencia reunió amigos, fanáticos y curiosos con el punk como denominador común.

Pasadas las 19 al fondo del salón, Patricia Pietrafesa, Juan Carlos Kreimer, Marcelo Poca Vida y Pipo Lernoud abrieron una charla sobre la escritura de fanzines, la contracultura y cómo era escribir sobre rock “desde las tripas” y no desde la profesionalización del periodismo. En ese marco, Kreimer, quien escribió Punk, la muerte joven -un libro que cuenta la denominada revolución punk desde adentro porque encontró al escritor y periodista en Inglaterra y en pleno auge del género- hizo el mea culpa mencionando que “el libro no está escrito como un fanzine, desde adentro y en caliente sino en calidad de periodista que escribe como un profesional”. Cuando se quiso desquitar y escribir en un medio una nota sobre fanzines, la escribió con la hoja y las letras a máquina como si fuese un fanzine y nunca se la publicaron por no encajar con las revistas especializadas de música de aquel momento. Al respecto, Pipo Lernoud contó cómo fueron los inicios en la mítica revista Expreso Imaginario en donde “podíamos refugiarnos de los milicos porque hablábamos de rock y poesía. Pero cuando Massera dijo que después de acabar con los marxistas iban a acabar con los rockeros nos dimos cuenta que íbamos a tener que empezar a usar capuchas porque nos las veíamos negra”. Ambos autores recordaron también, cómo era la cuestión de los famosos “correo de lectores” y compartieron en que a veces como enviaban cosas que a ellos no les importaba había que inventar una carta para generar una “pequeña polémica” y así hacer más interesante el correo. Poca Vida contó la anécdota en que Gamexane (guitarrista de Todos Tus Muertos) le envió una carta de lectores a la revista Pelo diciendo que no le gustaba ese rock ni esa revista y la polémica duró unos 14 números.

Marcelo Poca Vida recordó también los años con Patricia en Cadaveres (aquella histórica banda llamada Miles de millones de cadáveres de niños negros muertos de hambre y de frío) donde cansados de algunas actitudes del punk pasaron al más crudo rock and roll donde salían al escenario “en pelotas” e intercambiaban objetos y golpes con el público. A modo de anécdota, contó que estuvo varios días preso con Patricia por hacer pogo, algo que “hoy para hacerlo te pagan para ver si resiste la cancha de River en los recitales”. Poca Vida se unió al fanzine para escribir un informe sobre el posible paradero de Jim Morrison porque él estaba obsesionado con que no había muerto (algo que lo sigue obsesionando). Así, en 2 partes, el ex cantante de Los Baraja “metió el dedo en la llaga” y se salió de las entrevistas traducidas de otros medios que hacía Patricia o de informes de Iggy Pop o Crass y tantas otras bandas pioneras en el punk que acá llegaban pero a cuentagotas. En la misma charla, que duró cerca de una hora, Patricia reconoció que recopiló los fanzines que estaban en la casa de su padre y que de tanto material que encontró “hay páginas con la letra super chiquita pero vale la pena leerlo aunque sea con una lupa”.

En el salón había pegados afiches y fotocopias de fanzines como Vaselina y algunas notas de Resistencia. Al leer el libro, uno se encuentra con hojas que son muy valiosas en la escena punk local: notas sobre el abuso policial (“¿Esto es vivir en democracia?”), entrevistas a bandas chicas de la escena o métodos para armar una molotov se encuentran en los primeros números del zine. Luego, se transforma más en una revista contracultural que no perdió su impronta fanzinera pero tiene notas más largas e incluso más alejadas del punk. Como dato de color, se encuentran pequeñas publicidades -ya en la década del noventa- de recitales o -por ejemplo- de la por entonces joven radio comunitaria La Tribu. No es un dato menor, los fanzines circulaban no solo en los recitales de Cadaveres sino también por el Parakultural y otros lugares alternativos.

Otro de los pilares de la jornada fazinera fue el “Laboratorio de audio y visuales: archivo punk en acción” ubicado a metros de la entrada al salón. Aquel experimento también creado por Patricia Pietrafesa, constaba de carpetas robustas cargadas de fanzines históricos, casettes de bandas punkies de culto nacionales e internacionales como Massacre Palestina, Flema, Comando Suicida y Los Ramones y, el plato fuerte del menú: dos computadoras repletas de archivo audiovisual y gráfico punk. Allí cualquiera que lo desease podía acercar su pendrive y descargarse archivos de la colección personal de la autora de Resistencia como video de recitales punks de los ochenta y noventa, fanzines como Vaselina, Moco, Putrefakta Realidad y Quien Sirve a la Causa del Kaos, Alcohol y Fotocopias, e incluso material inédito como el fanzine realizado por Lernoud y Moris llamado La Mano y la nota de Kreimer La conexión Punk” (aquella que fue rechazada por haber sido escrita en formato fanzine).

Al cierre de la charla, Poca Vida gritó con voz de asombro que esa mesa era para sacar una foto y guardarla de recuerdo porque el que estén vivos es de pura casualidad: “los Ramones están casi todos muertos, los Pistols también, ¡nosotros estamos acá!” y luego de un fuerte aplauso todos fueron a llenar sus pendrives de material de archivo y de colección. Con el libro en la mano, los asistentes se retiraron con la emoción de (re)encontrarse con parte de la arqueología de las subculturas porteñas de mediados de los ochenta en adelante. No es para menos, como bien dijo Kreimer “los escritores de fanzines no es que amen la anarquía, la libertad o solo el punk. Los escritores de fanzines son buscadores y amantes de la emancipación”.//z