Se va otro año y ArteZeta elige las mejores producciones nacionales. Cinco discos fundamentales para entender lo que fue el 2011.

Por Martín Barraco – Matías Roveta – Joel Vargas

 

 

 

 

 

 

 

Massacre – Ringo

Si bien Ringo encara la siempre complicada tarea de reivindicar aquellos héroes olvidados de la cultura popular en la figura del boxeador Ringo Bonavena, en las canciones de este último trabajo de Massacre se deja entrever un poco de todo lo que ha influido y todo lo que marcará la mística del grupo liderado por Walas: las épicas historias de amor trágico de “Tanto amor”, donde el tándem Walas/Tordo se luce por demás, pasando por la problemática existencial de “El deseo”, “No pruebo nada”, la obsesiva “Celebrity” y un viaje por la línea B del subte con “Lo mío no es tan grave”. Incluso se dan el gusto de abordar hechos recientes como las distintas revueltas sociales alrededor del mundo en “Muerte al Faraón”. Massacre se pone de nuevo los guantes y golpea duro con misma guapeza y la actitud que inmortalizó al gran Ringo Bonavena.

 

 

 

Babasónicos – A Propósito

En su décimo disco de estudio, Babasónicos vuelve a recorrer varios de los distintos caminos que la banda transitó en más dos décadas de carrera: las canciones no suelen ser lineales, mutan y se transforman, y además hay psicodelia, oscuridad, freak funk, programaciones electrónicas, rave rock onda Madchester y –por supuesto- estribillos pegadizos con letras memorables de Adrián Dárgelos. Pero más allá de esos guiños al pasado lejano, lo que define al disco es justamente su continuidad con los últimos trabajos de la banda. En “Deshoras” dejan en claro que desde Jessico (2001) para acá encontraron un terreno en el que se sienten cómodos: ese pop rock sustancioso y desfachatado al que nos tienen acostumbrados.

 

 

 

Guillermo Beresñak – Sin Moverse

Solo alcanza con escuchar los primeros 40 segundos de Sin Moverse, para darse cuenta que Beresñak es distinto y ya dejo de ser una promesa. Es la última gran aparición en el firmamento de estrellas del rock nacional, tiene el clásico fuego sagrado del cantautor. Su carrera es ecléctica, desde distintos vértices y proyectos se convirtió en un militante de la canción. Repasemos: Antü, banda de rock latino de culto del Oeste; Le Microkosmos, electrorocker band con repercusión internacional, Burbujas Amarillas; su anteúltima encarnación. Y a todo eso hay que sumarle su extensa experiencia como productor. Su primer disco solista es una suma de confesiones cotidianas, Guillermo va desojando sus sensaciones a lo largo de treces tracks. Su talento compositivo se refleja en canciones como “Quiero Saber”, “Abrázame y “Soledad”.

 

 

 

Catupecu Machu –El Mezcal y La Cobra

“El reptil que cambia la piel, otra vez nuevamente” grita Fernando Ruiz Diaz, en el tema que le da nombre a la última placa de la banda de Villa Luro. Y sí, el leiv motiv de Catupecu Machu siempre fue ser un camaleón inquieto, pero manteniendo su esencia: arreglos vanguardistas, melodías envolventes y la potente voz de Fernando. Esta vez el baile guerrero volvió en forma de cobra venosa, su cascabel se puede sentir en las guitarras finamente distorsionadas de “Metrópolis Nueva”. Donde la garganta de Ruiz Díaz va reptando sobre el misticismo característico de sus letras. ¿Y el veneno? Se saborea a lo largo de todo el disco, pero te embriaga con “Danza de los secretos”.

 

 

 

Acorazado Potemkin – Mugre

Una bruma negra invadió la Ciudad de Buenos Aires. Un barco potente llamado Acorazado Potemkin viaja sobre ella. Su objetivo es infectar a todos con sus arrabales oscuros. Su arma es la mugre, que es eso que suena entre nota y nota. Sus tripulantes son gérmenes malditos, parias del rock nacional. Un puñado de hombres que lograron que simples canciones tengan vida. Bienvenidos al mundo de Acorazado Potemkin, el nuevo power trio argentino que arrasa con su álbum debut Mugre. Cada letra y punteo abre la puerta hacia a una nueva historia. Juan Pablo Fernández, guitarrista y cantante, se convirtió en un crooner melancólico bien crudo creador de la nube negra más hermosa. Entre tantas postales fantasmales se destacan “Algo”, “Desert”, “Desayuno” y “La Mitad”.