El Partido de General San Martín fue testigo de la contundencia de Massacre, la banda que según la prensa internacional salvará al Rock mundial.

Por Mauro D’Angelo

Fotos de Leonardo Majluf

El “San Martín Despierta” es un movimiento independiente que tiene como finalidad hacer emerger de las profundidades y de manera extensiva el carácter creativo, compositivo de los artistas del partido, como así también traer a esos pagos bandas de peso de la escena nacional. Primero fueron los Cabezones en el mes de octubre que, al igual que Massacre, se presentaron en el Complejo Cine Plaza.

En esta ocasión y centralmente en lo musical, los encargados de representar la identidad sanmartinense sobre las tablas fueron La Ahorcada Rock, banda que responde a la vieja escuela del género, con solos de guitarra en cada tema y presencia escénica por parte de su cantante. Siguieron Zupah Música, una propuesta relajada que transita los pasajes del Funk y el Pop. Le siguieron los Caú Cambá, rock con mucho power y precisión que por momentos remite a “La Aplanadora del Rock”. Y finalmente La Fede Kleyn, Punk filoso y desenfrenado; lo único elegante de su interpretación fue la vestimenta. Las presentaciones de las bandas duraron treinta minutos en promedio cada una y las mismas fueron elegidas por trayectoria, dentro de lo que es la movida subterránea del partido. Cuatro propuestas disímiles entre sí que sirvieron a modo de aperitivo al gran plato de la noche. Además hubo exposición de fotografía a cargo de Leonardo Majluf y plásticas de la mano de Valeria Giovanetti.

A las 23 horas y cerrando el evento los Massacre se hicieron presentes en el marco de lo que es el Ringo Tour por los barrios presentando su última placa. La profunda oscuridad empezaba a despertar en los presentes esa adrenalina característica que se genera los segundos previos de cada show. La misma se incrementó aún más cuando ciertos sonidos característicos del último álbum empezaron a inundar el recinto. El sujeto que se encontraba al lado mío bajo los efectos de estupefacientes (el mismo minutos antes pidió hoja y lapicera para dibujar a Walas) permaneció en silencio por primera vez en la noche. Finalmente las luces iluminaron la panza más famosa del rock en estos días, iniciando la celebración con “La web del siglo”. A esa altura la mayoría de las butacas ya estaban desiertas, el público se abalanzó hacia delante para realmente disfrutar de un espectáculo de este tipo como se debe. La atmósfera teatral no pudo revertir la impronta massacrera y lo que la banda genera en sus seguidores.

El set contó con temas de su último trabajo como “Tanto amor”, “Celebrity”, “Muerte al faraón” entre otros. Una mención especial merece “El robot vs la momia azteca” el cual cuenta con un espacio instrumental en el que Walas despliega sus condiciones con el theremín. También hubo recorrida por los clásico de las diferentes épocas  como “Te leo al revés”, “Try to hide”, “From your lips”, “Adiós caballo español”, “Sofía, la supervedette”, “Cae el muro”, “La octava maravilla”, “Vienen zombies” o “Juicio a un bailarín”. Como ya es una hermosa costumbre entre tema y tema, Walas interpela al público con preguntas incisivas del tipo: “Shocklender ¿culpable o inocente?” o “¿David Gilmour o David Guetta?” A su vez recordó la triste situación de la Fragata Libertad retenida en Ghana y que de no ser devuelta “¡los Massacre y la gente de San Martín la vamos a ir a recuperar!”. Además reconoció estar enamorado de la famosa sexóloga Alessandra Rampolla, en sus dos versiones: gorda/flaca. Con excelente predisposición estrechó manos a muchos de los presentes, regaló latas de cerveza, botellas de agua e incluso en pleno show firmó la entrada de una chica que no paró de romperle las bolas durante gran parte del espectáculo. A pesar de que esas actitudes, como él mismo dijo, son un tanto “demagógicas” las llevó a cabo y convirtió a la presentación en una fiesta intima.

La banda como siempre sonó excelente y el lugar estuvo a la altura de las circunstancias. Tras amagar con irse, volvieron para culminar su show de casi dos horas con “Plan B: Anhelo de satisfacción” para que la monada agite y cante a la par. Al finalizar el show, una fanática se subió al escenario para darle al “Tordo” Pablo un abrazo eterno. De alguna manera sintetiza el agradecimiento de todos por pasar por el barrio y dar un show de alta escuela. Massacre hizo escala en el distrito y como no podía ser de otra manera arrasó con todo, dejando un beso, ¡tomá!