Es novedad la nueva edición de esta fundamental obra del filósofo francés, realizada íntegramente en el país por Editorial Cactus. La técnica y el devenir del mundo, el fantasma y el alma de nuestra época.

Por Alan Ojeda

Hasta hace un tiempo –no mucho-, estábamos acostumbrados a recibir, rara vez, un libro nuevo de traducción propia. Quienes hacemos de la lectura y la crítica un oficio, cuando no manejamos el idioma original, estamos obligados a resignarnos a las ediciones ibéricas que tan mal nos suenan al oído. Al día de hoy, por ejemplo, seguimos utilizando la traducción de El Anti-Edipo de Barral Editores de 1974. Por motivos similares, hasta hace poco, los lectores argentinos poco sabían sobre lo que pasaba más allá de esos pensadores que llegaban en el aluvión filosófico pop, producto de nuestra francofilia. Esto ha cambiado gracias al amor y la audacia de nuevos editores que apostaron al trabajo nacional, ofreciendo un hermoso y coherente catálogo de autores a precios accesibles para bolsillo de la dama y el caballero. En este caso se trata de una nueva edición de La individuación a la luz de las nociones de forma y de información de Gilbert Simondon lanzada por Cactus. A diferencia de la co-edición con La Cebra realizada en el 2009, esta segunda edición realizada pura y enteramente por Cactus posee un nuevo prólogo y tres artículos inéditos.

Simondon es, entre otras cosas, uno de los responsables de que devenir sea hoy una palabra fundamental en la filosofía. Devenir como sinónimo de una vida que no se estanca, cuya forma no está nunca acabada sino que es el resultado de una relación continua de fuerzas, potencialidades y resonancias. Pertenece a ese grupo influyente de autores que conocemos más por sus efectos de contagio en el campo intelectual que por sus nombres. De esta manera Simondon se inscribe en una larga lista de pensadores como Heráclito, Hegel, Bergson, Whitehead, Deleuze, Prigogine y Stengers, es decir de la “filosofía de procesos”. Esto implica que la realidad debe entenderse como una serie de procesos, no como algo estático (Πάντα ῥεῖ). Para desarrollar conceptos como individuación y devenir Simondon recurre a sus conocimientos del campo de la técnica. Infinitamente más pedagógico que Deleuze –aunque también menos literario-, logra explicarnos los individuación a través de ejemplos concretos como los procesos de creación de un ladrillo o la cristalización.

simondon

Nos encontramos en 1958. Desde hace ya un par de décadas un fantasma recorre Europa: el fantasma de la técnica. En boca de Heidegger aparece como un modo de “manifestar, descubrir e interpretar” la realidad; en La obra de arte en la era de la reproductibilidad técnica (1936) Walter Benjamin decreta la muerte del “aura” en la producción de arte contemporánea, esa reminiscencia ancestral que nos transmitía la contemplación, por ejemplo, de una ánfora egipcia; en Dialéctica del Iluminismo Adorno y Horkheimer realizan un detallado análisis de cómo los totalitarismos y la estandarización de la cultura (la industria-cultural) son la consecuencia lógica del pensamiento iluminista. Es decir, un imaginario tecnificado, resultado de una nueva experiencia del mundo que fue volviéndose cada vez más presente y agresiva desde la Primera Guerra Mundial. En este contexto Simondon desarrolla su pensamiento. La individuación es una obra de “metafísica atómica”, un testimonio –cercano a la ciencia ficción- del devenir mismo del pensamiento y de las operaciones a través de las cuales su materia ha adquirido forma en un cierto sistema de resonancia interna.

La obra de Gilbert Simondon nos permite comprender la metafísica deleuziana desde un punto de vista mucho más concreto. Lejos de las pretensiones literarias y rizomáticas del dúo Deleuze & Guattari, La individuación nos sumerge en el mundo de la materia, las moléculas, los cristales, para, de forma lenta y gradual, llevarnos a los fenómenos más complejos y abstractos. En el famoso cuadro La escuela de Atenas de Rafael, Simondon se encontraría con la mirada atenta sobre un pedazo de piedra en la que encontraría una mueca sutil del devenir del mundo.//z