Explosions in the Sky se presentó por primera vez en la Argentina. Canciones sin letra con mucha psicodelia, herencia progresiva y post-rock.

Por Pablo Díaz Marenghi
Fotos de Jesica Giacobbe

La semana comenzaba a dar sus primeros pasos. El lunes, con sus pies de plomo, arremetía con su espíritu de derrota y tedio para la patria trabajadora. Sin embargo, varios y varias salieron a ponerle el pecho a las balas y entregarse a las ofertas que la impredecible noche del primer día laboral podía ofrecer. Muchos de ellos, estaban amontonados en las puertas de Niceto para ver por primera vez a una banda rara. Rara para el común del público o para ese oído algo adormecido. Explosions in the Sky entra en aquella categoría que el crítico musical Simon Reynolds definió como post-rock. Con Mogwai o Sigur Ros a la cabeza, estos grupos se nutren de los sonidos progresivos, psicodélicos y space rock para reconvertirlos, re significarlos y trastocarlos con pleno libertinaje. Explosions in the Sky se ha erigido como referente dentro de este tipo de bandas y parecía ser que nadie quería perderse la oportunidad de comprobar en vivo la potencia y variabilidad de sus melodías.

0021A eso de las 22, ya Niceto Club estaba lleno. Costaba encontrar un hueco donde asomar la cabeza y apuntar hacia el escenario. Luego de la apertura de Guazuncho, aparece Explosions in the Sky y saludan al público en un castellano bastante aceptable. “The Only Moment We Were Alone” fue el tema elegido para comenzar el show, los cuales tienen fama de breves y de no tener bises. Esta canción, de su tercer disco, posee momentos de mayor intensidad rítmica, con las guitarras de Munaf Rayani y Mark Smith entrelazándose en punteos y progresiones extensas. Estallidos de acordes hasta que, de a poco, la melodía se apaga, como disolviéndose en el aire y da paso a “Catastrophe and the Cure”, de su cuarto disco All of a Sudden I Miss Everyone (2007). Otra característica de esta banda, y del post-rock en general, es que sus canciones no tienen letra. O, mejor dicho, no poseen una voz humana cantando, ya que podría considerarse que quienes cantan y construyen una letra son los instrumentos. Esto se aprecia en este tema, muy cinematográfico, que podría ser el soundtrack de cualquier película bélica por sus repiqueteos de batería o sus cambios de ritmo con tintes melancólicos.

0020El público gritaba urras por el grupo mientras se movía poco. Aplaudía entre tema y tema pero permanecía casi todo el tiempo quieto, en su lugar, manteniéndose en los pequeños espacios que encontró dentro de un Niceto al máximo de su capacidad. Los miembros de la banda hablan poco, casi nada, mientras se dedican a lo que vinieron a hacer: tocar. Las guitarras van guiando el recorrido de un show casi en penumbras (pocas luces en el escenario) y construyen climas. Como en “Six Days at the Bottom of the Ocean” en donde uno se imagina navegando en un océano de pesados vestigios de algún naufragio o en “Yasmin the Light” -uno de los puntos más altos- donde el viaje va desde la calma casi folk a la agresividad casi hardcore punk con toda la banda en su más alta intensidad.

009El show duró un poco más de una hora.  algunos paladares exigentes esto podría molestarles pero a los fanáticos de Explosions in the Sky no pareció importarles demasiado. Dieron la impresión de que sabían lo que iban a ver. Un viaje de exploración sonora hacia rincones que el rock aún está descubriendo. Por momentos, tanto punteo y acorde se volvía monótono (como en el tandem “Greet Death” y “Your Hand in Mine”) en donde todo parecía una gran zapada eterna o el examen final de un egresado del Conservatorio. También es cierto que algunas melodías sorprendían por su complejidad y variantes dentro del mismo tema, como el caso de “The Birth and Death of the Day” (mucha distorsión, reverb y ecos sumados a arpegios y estructuras más cercanas al jazz). Lo cierto es que su propuesta musical se demostraba en cada gesto, en cada palazo a la batería de Chris Hrasky o en cada pulso del bajo de Michael James. A eso de las 23, su viaje comenzaba a acercarse a su destino.

0015El cierre, con “The Moon is Down”, iba delineando la despedida. Una guitarra casi susurrada, una batería in crescendo y un aura melodramática que evidenciaba el por qué de la no inclusión de letras en sus canciones. Lo instrumental hablaba por sí mismo. “Let me back in” fue el tema elegido para el final y en el que todos acomodaban sus cosas y apuraban su tragos para prepararse para salir, ya al tanto de la costumbre de la banda de no hacer bises. La banda agradecía mientras el público confirmaba en aplausos su satisfacción con creces. Los músicos lucían satisfechos. El auditorio de Niceto parecía haber captado su propuesta, innovadora para algunos, monótona para otros. Para todos aquellos que se atrevan a decir que el rock atraviesa una catástrofe, Explosions in the Sky puede responderles que, al menos ellos, construyeron su propia cura.//∆z

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