Nos metemos de lleno en Comedown Machine, el nuevo disco de The Strokes. La formula es seguir dando pelea por un futuro mejor con un ojo puesto en el pasado.

Por Nahuel Ugazio

Antes que nada, saquémonos el glorioso Is This It (2001) de la cabeza. Lo que vamos a escuchar en los próximos casi cuarenta minutos (la duración de Comedown Machine) poco tiene que ver con aquel disco que sirvió de bisagra para toda la música. Ese LP fue un soplo de aire fresco entre tanta boyband y el funesto ñu metal que llenaba estadios. Abrió puertas y caminos. A fuerza de sus claras influencias (desde Velvet Underground hasta Ramones), estos pibes de NY editaron lo que sería uno de los álbumes más importantes de los últimos tiempos. El resto de la historia es más o menos conocida, idas y vueltas, separaciones, proyectos solistas, bandas paralelas, el regreso, buenos discos, pero nunca lograron superar su obra maestra.

Comedown Machine no intenta sobrepasar su pasado, ni siquiera imitarlo. Si intenta ser nostálgico (por su sonido vintage) no es consigo mismo, sino con cierta música que supieron curtir de chicos. Se sabe que son una banda compuesta principalmente por melómanos, siempre con el rock como bandera pero que curtieron pop no hay dudas. Desde New Order hasta Duran Duran y Cocteau Twins, por este lado se pusieron a jugar los neoyorquinos.

El quinto LP de los Strokes, salió casi sorpresivamente, sin tantos bombos y platillos como con Angles (2011), su anterior producción. De golpe nos encontramos escuchando “One Way Trigger”, el single que sirvió como adelanto. La noticia de color fue la semejanza que tenía con el “Muelle de San Blas” de Mana. Lo cierto es que este tema, un machaque de sintetizadores ochentosos y el irresistible falsete de Casablancas (a unos pasos del Take One Me de A-Ha), marcaría el rumbo de lo que vendría después, más parecido a Angles y sobretodo a Phrazes for the Young, el único disco solista del vocalista.

El álbum  pone primera con “Tap Out”, arranca con  tremendo amague, lo primero que escuchamos es una distorsionada guitarra improvisando algunas notas, pero luego la distorsión se ve interrumpida por uno de las mejores canciones del año. Nos invita a la pista indie de baile, aquella donde también pueden sonar Phoenix y Hot Chip. “All the Time” parece un tema descartado de alguno de sus primeros discos. Este junto a “50/50 y “Partners in Crime” son los momentos donde parecen  intentar volver a sus raíces garageras.“Welcome to Japan” y “Happy Enging” nos devuelven al boliche, ya más cercanos a lo que escuchamos en Angles. “80s Comedown Machine” y sobretodo “Chances” parecen acercamientos al dream pop, temas lentos donde el brillo de los sintes y la batería electrónica logran uno de los momentos más destacados.

Siempre es bueno que The Strokes este activo tocando y grabando. ¿Este será su ultimo disco? no lo sabemos. Es el fin del contrato con RZA y un guiño en el arte de tapa puede que sea un pista de un futuro aun sin definir.

Celebro que Casablancas y sus eternos compañeros den pelea. Comedown Machine no viene a cambiar el mundo, pero viene a hacerlo un lugar un poco mejor.//z

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