Explotados por Jaimes entrega en su primer Lp, llamado La Era del chacal, un conjunto de canciones habitadas por la idea de naturaleza y libertad. Ambos conceptos motivados tanto desde la lírica como desde la construcción melódica y sonora. Una propuesta más que interesante y un crecimiento gigante para un grupo singular.

Por Claudio Kobelt

El chacal sale del bosque. Corre hacia el horizonte, veloz hacia ese lejano y difuso circulo naranja. Bajo sus patas, la alfombra vegetal recibe el impacto fugaz de la marcha. El fuego queda atrás, aunque un poco lo lleva dentro. La historia de lo que pasó, pasa y pasará, está descripta sonoramente en La era del chacal, el nuevo disco de Explotados por Jaimes, el más que interesante cuarteto de Buenos Aires que, luego de su celebrado ep del 2014, presenta su primer larga duración.

En este nuevo registro, los Explotados exhiben un claro crecimiento. Partiendo desde las bases folclóricas, latinoamericanas, cancioneras y alternativas que ya demostraban en su anterior trabajo, suman recursos, estilos, instrumentación y climas, y convierten cada canción en una construcción gigante, jugando con las atmosferas en cada uno de los tracks.

El primer tema del disco es una pieza instrumental grácil y ligera, como el trote del animal salvaje. “Cada historia” mezcla instrumentación acústica y eléctrica, guitarras filosas y un candombe sentimental para una despedida/declaración sobre el equipaje de los recuerdos. El trabajo de la voz líder en este tema se lleva todos los créditos por un apasionado nivel de transmisión, generando un contagio emotivo en esa mixtura fina de desgarro, pena, candidez y verdad.

Entre el humo dulce y pesado, brilla la voz de Mariano Di Césare (cantante de Mi Amigo Invencible y El Príncipe Idiota) para “Finito”, tema que posee una batería que marcha al frente, fuerte y decidida, primero sola, y luego acompañada por un ejército que marcha detrás por las “rutas empinadas/ para suelas tan gastadas”. Conmueve el espíritu sonoro de esta canción, como crece hasta volverse gigante y explotar, solo para convertirse en algo íntimo, envolvente y etéreo.

El clímax del álbum llega con “Sístole/Diástole”, tema de más de siete minutos de duración, lo que termina siendo un detalle menor ante el viaje que propone la melodía y los diversos sonidos que la construyen. Subiendo y bajando de intensidad, como una montaña rusa climática, los Explotados plantean una travesía épica y fantástica: una exploración kraut, acústica y sensorial por múltiples atmosferas y estados. La canción inicia con timidez y suavidad, como un relato íntimo, para luego crecer: la instrumentación, los coros, el volumen, el paisaje, las posibilidades. Y cuando el bombo galopa como indicando el fin, una guitarra resuena resignificándolo todo, sacudiendo al oyente, como una nueva oportunidad. No solo es el punto más alto del disco, sino una de las mejores canciones del año.

“El Rio” y “Sobrevolando Praderas Encontré mi Amanecer” se unen en temática y hacen explicita una idea que ronda en todo el disco, la de la conexión con la naturaleza, ese pensamiento/deseo que relacionan la imagen del campo con la más pura libertad. Por su parte, “Antisísmico” es una delicia que se sostiene en gran parte por la simpleza introspectiva de guitarra y voz, que reina en casi todo el tema, y por esa letra de despedida final, un adiós sin tristeza y de profunda liberación.

“Exprimido de mandrágora” es una especie de canto tibetano salvaje que mezcla referencias sonoras cercanas a Shaman y la música rioplatense, mientras que “Los Perros” es una nueva oda a la libertad y el camino de la vida, para otro tema musicalmente movilizador. El penúltimo track del disco es “El Sabor del Té”, claramente influenciado por la película japonesa del mismo nombre. Si hasta se puede sentir el tren atravesando en el recorrido espacial del sonido de esa flauta. El fin llega con “Outro”, otro track instrumental, que permite tanto trazar un camino circular con el principio, como pensar en el reposo, pero solo para volver a empezar.

Los Explotados por Jaimes entregan en La Era del Chacal un conjunto de tonadas sentidas, líricamente pobladas por la desesperación, la naturaleza, la libertad y la contemplación, y sonoramente construidas por variados sonidos, intensidades y ritmos dentro de una sola canción. Delicadeza, pericia, poesía, dulzura y cierto toque de oscuridad conviven a la perfección en este nuevo trabajo Es sumamente recomendable ver a esta agrupación en vivo y sentir como ese toque rockero y enérgico del show termina de propulsar esas melodías, de certificar el enorme crecimiento del grupo, de cómo todo cobra otro impulso, otra verdad. Quizás sea solo cuestión de ver al chacal a los ojos, perderse en su magia, correr a su lado, ser el viento, dejarse llevar.