El cantautor uruguayo, uno de los referentes de la escena independiente rioplatense, vuelve a Buenos Aires a presentar Desastres Naturales, su último disco.

Por Pablo Díaz Marenghi

Foto de Alejandro Mazza

El camino recorrido por Gonzalo Deniz, mejor conocido como Franny Glass, es lógico y consecuente. Encaja dentro de una idea de búsqueda, de mutabilidad permanente, de no querer mantenerse en una parcela segura y confortable en el arte. O, como afirma el escritor Fabián Casas, de ir “en contra de su propia facilidad”. En 2007 se dio a conocer con su primer disco, Con la mente perdida en intereses secretos: doce canciones de guitarra y voz con algunos arreglos sutiles de cuerdas y percusiones tenues. Recorrió el under y llamó la atención por ser un cantautor joven -nació en Montevideo en 1986- y a la vez peculiar, distinguible de la figura promedio del cancionista uruguayo que puede representarse en Jorge Drexler, Martín Buscaglia o Fernando Cabrera. Lo de Franny, que toma su seudónimo de la novela Franny y Zooey (1961), de J.D. Salinger, se podría emparentar con lo hecho por Coiffeur en Argentina: explorar el formato canción hasta sus confines más recónditos y exponer, desde una sonoridad minimalista, sentimientos en un lenguaje terrenal y cautivante desde lo poético. Todo bajo un disfraz pop con destellos de rock y otros géneros populares. Luego vendrían Hay un cuerpo tirado en la calle (2009), El podador primaveral (2011) y Planes (2014). Franny fue sumando instrumentos disco a disco dándole lugar a la idea de backing band, que le aportó un crisol sonoro mucho más rico y amplió su horizonte compositivo. Todo esto llegaría a su cima en Desastres Naturales (2017), su muy buen último disco que incluye, más que nunca, sonoridades electrónicas y programaciones en sus melodías. Franny conserva un cuidado meticuloso por las líricas, parte central de su obra, pero se anima a ir más allá en la experimentación, como un juglar posmoderno que se atreve a desafiarse cada día un poco más.

Mientras se prepara para su show en Buenos Aires, el viernes en La Tangente, Glass dice: “La recepción en Buenos Aires siempre ha sido muy buena para este proyecto. Me encanta ir. Y ahora me emociona ir con mis amigos y compañeros de banda. Este va a ser nuestro concierto más ambicioso allá. Viajamos todo el equipo que presentó el disco acá en Montevideo, y será la vez que tocaremos más canciones”. En diálogo con ArteZeta, también se explayó respecto a la génesis de este disco, cómo fue que se decidió a incorporar nuevas texturas programadas a sus canciones, su predilección por la literatura y las huellas de su crianza en Montevideo que calaron hondo en su forma de respirar la canción.

AZ: En Desastres Naturales se evidencia un acercamiento a las programaciones y a sonidos más electrónicos. Algo habías adelantado en algunos pasajes de Planes (2014) pero, ¿cómo decidiste incursionar en estos sonidos?

Franny Glass: Hacía tiempo que venía manejando la idea de incorporar elementos de la música electrónica a mi propuesta, pero le venía escapando por varias razones. Por un lado, me parecía el paso obvio del cantautor que quiere sonar contemporáneo. Por otro, a veces ese acercamiento se da de manera muy superficial y la propuesta sigue siendo la misma, pero con un envoltorio que suena actual, con “ruiditos”. No me decidí a hacerlo hasta que tuve la oportunidad de trabajar con Javier Vaz Martins (ahora integrante de la banda), que viene del mundo de la electrónica, en un concierto a dúo que hicimos en Colonia del Sacramento. Él hizo arreglos desde sus instrumentos para mis canciones. Entonces ahí vi que había una veta de investigación que me interesaba. En ella lo electrónico podía formar parte de las canciones de una forma más medular. Ahí le propuse trabajar sobre el material nuevo que venía componiendo.

AZ: Tus letras se destacan por un fuerte contenido poético. Se nota una preocupación por las palabras y un trabajo en el lenguaje. ¿Cómo desarrollás la escritura de las letras?

FG: Las letras siempre fueron funcionales a la canción. Sólo que cuando saqué mis primeros discos vi que se le prestaba especial atención y se las destacaba por encima de la música. Eso se convirtió en un peso a la hora de escribir que antes no tenia. No quiero decir que no las trabaje. Lo hago y mucho. Pero intento que no tengan un peso mayor que el que tienen que tener. Últimamente mi mayor trabajo es ése. Intento que las letras floten en la canción como una bolsa de nylon en el viento. Quitarle peso a las letras cuesta mucho trabajo.

Mis mayores influencias son escritores que trabajan la emoción y el humor, o la tragedia y el humor simultáneamente. Lo cotidiano y lo épico. Cuando se consigue un equilibrio y una tensión entre cosas supuestamente contradictorias. Me gustan las letras de Neil Hannon, Stephin Merritt, Robert Forster, entre muchos otros.

AZ: Hay un contraste interesante en estas nuevas canciones. Si bien por un lado hay referencias a  la ciudad, también aparecen la naturaleza, el sol, las montañas. ¿Creés que lo urbano y lo silvestre se combinan en partes iguales en la lírica de tu música?

FG: Tiene que ver con la idea general del disco. Jugar con los conceptos “natural” y “artificial”. ¿El paisaje de una ciudad es un paisaje artificial o natural? O la idea de concebir el mal uso de las herramientas como un desastre natural.

AZ: En la misma línea que la pregunta anterior, ¿qué pensás que le aporta haberte criado en Montevideo a tu sensibilidad como cantautor?

FG: Creo que aporta mucho. Y lo puedo ver cuando viajo a otros lugares. En Colombia me decían que el tipo de letras que hago es bien del sur, bien rioplatense. Aunque también desde Argentina me da la sensación de que hay una idea de tipo de canción uruguaya. Y creo que se da entre diferentes partes del país también. Se puede ver escuchando un disco de Ernesto Díaz, que es de Rivera, y uno de Samantha Navarro, de Montevideo. En lo personal, cierta melancolía, desamparo, tonos de gris, olor a humedad, y reírse un poco de todo eso. Porque somos muy pequeños, las cosas pasan lejos, y nada importa tanto.

AZ: En este disco se percibe una madurez y un crecimiento en vos como cantautor y compositor. Varias críticas también lo han señalado. ¿Vos cómo lo ves?

FG: Siento que, como una nave espacial cuando sale de órbita, uno se va desprendiendo con el tiempo de cosas que ya no necesita. Tengo algo de experiencia. Eso es bueno y en cierto sentido puede ser malo también.  Hay una letra de Jaime Roos que dice “frescura no rima con sabiduría”. Me interesa cambiar con el tiempo. No sé si es madurez, evolución, involución.

AZ: Contás con dos invitados interesantes (Josefina Mac Loughlin, de la banda argentina Nubes En Mi Casa, y el actor brasilero Wagner Moura), muy diferenciados entre sí, que aportan un color particular en sus colaboraciones. ¿Estás conforme con lo que lograste con estas combinaciones? ¿Cómo fue trabajar con ellos?

FG: Sí. Estoy muy conforme. Tanto en las individualidades como lo que generan entre los dos, uno al lado del otro en la lista de canciones. Además, escuchar letras que escribiste cantadas por gente que admirás es muy emocionante. Trabajar con ellos fue realmente fácil. Todo por mail, y me dejaron hacer lo que quisiera con sus voces.

AZ: Pese a que tus canciones son, en general, acústicas y folk, en este disco vas más allá y coqueteás con el dreampop. Citás como influencias a MGMT, Dirty Projectors o Juana Molina. ¿Cómo describirías el estilo de este disco?

FG: Creo que es un disco pop que por momentos es anti pop. Que trabaja con lo mántrico pero al mismo tiempo lo recorta con tijera. Un disco que busca lo desparejo. Que cita elementos de la música popular uruguaya y de la música electrónica.

AZ: En varios temas de Desastres Naturales, al igual que en discos anteriores, se muestran diferentes aspectos de las relaciones amorosas, rupturas, anhelos y decepciones. ¿Por qué el amor alimenta tu obra y cómo impacta esto en tus creaciones?

FG: Creo que ese es el tipo de canciones que más nos llegan, ¿no? Si a uno le gusta la música pop, le va a gustar que le hablen de eso. Si bien busco otros caminos y otras temáticas, al fin y al cabo creo que son las canciones que más me gusta hacer y las que más me gusta escuchar. Y no son un reflejo de mi propia vida. La música pop tiene esta imaginería de corazones rotos y el amor no correspondido. ¿Hay algo más lindo que cantar sobre eso en una melodía pegadiza? //∆z

*Franny Glass presenta Desastres Naturales el viernes 6 de abril a las 21 hs en La Tangente (Honduras 5317, CABA). Apertura: Diego Martez