El sábado 15 tuvo lugar El Festejo del Cosmos, con un line up sumamente variado y atractivo: Los Clonosaurios, Hojas Secas, Vuelo Nocturno y Los Subterráneos. Un seleccionado de diversos sonidos de la escena independiente actual.

Por Claudio Kobelt
Foto de Torres- Olivera fotografía

De un instante a otro el clima cambió. De haber inicialmente solo un puñado de asistentes recorriendo el Espacio Dinamo, cerca de las 00 hs el lugar colmó a pleno su capacidad, transformando esa velada -parafraseando a uno de los grupos convocantes de la jornada- en una “noche de calor en pleno invierno”.

Los encargados de abrir el El Festejo del Cosmos fueron los Clonosaurios, constructores de un krautpop melancólico y dorado. La receta para el Clono-sonido pareciera ser la conjunción entre unas melodías calientes, guitarras agudas, y unas voces pequeñas, frágiles, como asomándose apenas a la cima de la canción. Tanto la voz lánguida y grave de Topino como la dulce y desprolija de Nan –los dos cantantes del grupo- son utilizadas de una manera apocada, con suavidad y sigilo, como un susurro melódico y confesional. Mientras ellos cantaban y la melodía corría, Lara Guisolfi aportaba fuertes puntadas eléctricas desde la guitarra, las cuales se complementaban con la pared enérgica y contundente de la otra viola a cargo de Topino y el ritmo certero de la batería de Chicho Guisolfi. Las melodías de los Clonosaurios son como un rayo cortando la noche con su luz de tormenta, desatando la belleza, poniendo una luz en lo negro, anunciando la tempestad.

Y hablando de tempestad, lo que siguió con Hojas Secas fue un verdadero vendaval. Comenzando con el golpe al pecho de “13​.700 millones de años”, brindaron un show frenético en el cual mezclaron temas de todos sus discos a la fecha, incluyendo el recientemente editado Vuelvo de madrugada. No hay otra palabra para describir a Hojas Secas que energía. Energía rabiosa, mugrienta  y catártica que quema y contagia, sacude los huesos, impacta en la carne y electrifica el alma. Las nuevas canciones de los Hojas parecen haber encontrado el balance justo entre el pop salvaje y strokero del primer disco y la furia descarnada del segundo, sumando además nuevos ritmos y sonidos, exhibiendo un núcleo inalterable y un innegable crecimiento. La voz estallada de Jaubet y la guitarra rabiosa de Canevaro fueron la avanzada demoledora encargada de alimentar el fuego, despertando los primeros pogos de la noche. En algunos momentos de su show, Jaubet dejaba la voz para tocar la armónica, lo cual motivó gritos del público amigo pidiendo el Himno Nacional, a lo que el cantante contestó “Me sé la de Titanic”, y acto seguido ejecutar con su instrumento “My Heart Will Go On”, a lo que los asistentes respondieron gritando “¡Argentina!¡Argentina!”. Un momento divertido y cálido que reflejó el ambiente de camaradería y fiesta que se vivió durante el set de Hojas Secas, esa especie de Godzilla sónico que te aplasta con su rugido, que te grita en la cara pero no para atacarte, es su manera de abrazar, de invitarte a bailar.

El tercer grupo en la grilla fue Vuelo Nocturno, quienes destilaron una particular cruza entre post punk y post rock, nocturnidad melódica y sonoridad shoegaze. Las melodías se deslizaban lentas y reptantes sobre un guitarreo enfervorizado, y sobre ese kraut oscuro y esa hipnótica cadencia, la voz de Martin Caballero brotaba  tímida y desganada, melancólica y sombría, siendo un ingrediente fundamental en la originalidad y encanto del conjunto. Con un público fiel y conocedor de su obra, no faltó el agite y la celebración, como ante el cover de “Movimiento” de Las Ligas Menores, muy celebrado por no haber sido una copia sino una reinterpretación desde el sonido propio del grupo, y para “Ley de Ohm”, agitador mantra de formula escolar con Topino de Clonosaurios invitado en la voz. Vuelo Nocturno pasó por el Festejo del Cosmos, llamó la atención, y dejó pruebas de ser un grupo para seguir de cerca.

Para cerrar la noche llegaron Los Subterráneos. Sus canciones fueron como una brisa nocturna, que trajo en su cuerpo un beat envolvente y un perfume dulce y romántico. Esas fueron tonadas de una belleza atemporal, de un palpitar profundo y una pureza radiante, inmaculada. Una pequeña luz blanca de melancolía titilaba en el centro de cada melodía subterránea, pero es una melancolía aguerrida, de esas clavadas en el pecho y llevadas adelante por siempre y pese a todo, con una media sonrisa en el gesto y una melodía en el corazón. Cada canción era una flor refulgente, sensibilidad barrial, sentimiento de pandillas cruzando el amanecer, sin apuro pero con decisión. Con las canciones de su único Ep a la fecha, más algunas nuevas y el agitador cover de “When I’m With You” de Best Coast –retitulado “Vos y yo”-, Los Subterráneos pasaron por Festejo del Cosmos como un mar agitándose en lo oscuro, rompiendo con rabia, meciendo delicado el reflejo de la noche, dejando la clara e inevitable sensación de ser uno de los mejores grupos de la nueva escena.

La noche culminó y nadie se iba del lugar. La gran mayoría se quedó dentro del Festejo del cosmos celebrando la noche, brillando, siendo una estrella más en la galaxia cada vez más gigante y bella de la autogestión.//z