Selva Almada reúne en este volumen relatos escritos entre 2004 y 2014, algunos descatalogados o muy difíciles de conseguir en la actualidad.

 Por Juan Alberto Crasci

Si bien el grueso del público llegó a la literatura de Selva Almada por las novelas El viento que arrasa (2012) y Ladrilleros (2013), antes había publicado los libros Mal de muñecas (2003), Niños (2005) y Una chica de provincia (2007), más diversos relatos en un puñado de libros y antologías de Argentina y del exterior. Por eso, la publicación de El desapego es una manera de querernos, devuelve la visibilidad a relatos escritos entre 2004 y 2014, que habían circulado poco, en tiradas reducidas de editoriales pequeñas o en libros extranjeros que no entraron en gran cantidad al país.

El desapego es una manera de querernos, publicado por Literatura Random House, está integrado por tres series de relatos: “Niños”, “Chicas lindas” y “En familia” (tomado del libro Una chica de provincia), más “Intemec” y una serie final de relatos dispersos. Los relatos que conforman las tres primeras partes del libro son de carácter autobiográfico. Selva Almada trabaja sobre sus memorias de infancia en “Niños” y en “Chicas lindas”, mientras que los agrupados en la serie “En familia” giran en torno al suicidio de un tío y los modos en que distintos familiares reciben, aceptan y trabajan ese suceso.

“Intemec” y los relatos dispersos no se alejan demasiado de las temáticas propuestas en las primeras series del volumen. Selva Almada desentraña las relaciones familiares –las ausencias, las muertes, las traiciones, las esperas– con el pulso y el ritmo de los pueblos de Entre Ríos y del Nordeste del territorio argentino. A lo largo de las páginas nos encontramos con tractores y trilladoras, hornos de ladrillos, sulkys, camiones de transporte, obreros y frigoríficos, rutas, infinidad de animales –conejos, perros, murciélagos–, y mitos y leyendas del saber popular –la Luz Mala, las almas-mula, el basilisco. Todo esto contenido en un clima agobiante, de profundo calor, en el que el ser humano tiene que ingeniárselas para prevalecer.

selva

El pulso y el ritmo de provincia se hacen presentes en el clima, pero también en los diálogos, en la voz de los personajes, y en la manera de ver propuesta por la autora. El tratamiento particular de temas universales –como las tensiones en el seno familiar y la muerte siempre presente– anclados en la periferia de las grandes ciudades, con las particularidades de abordaje a esas problemáticas, hacen de esta autora una de las voces más fuertes de la literatura argentina.

El desapego es una manera de querernos es un libro que podría pensarse como un volumen dispar, con relatos escogidos de aquí y de allá. Pero los relatos forman un gran mural en el que se interrelacionan de forma completamente orgánica y suman sentido y puntos de vista a medida que van acumulándose. Este libro deja ver la pluma de una autora con oficio, potente y segura, que no necesita de excesivos artificios para saber captar la atención del lector.//∆z