Macaco Bong se presentó una vez más en Niceto Club. Por cuarta vez en nuestro país, el trío instrumental se despachó con un set lleno de electricidad para el agasajo de la concurrencia.

Por Gabriel Feldman

Ya llegó la primavera y el jueves se presentó Macaco Bong en Niceto Club. ¡Qué carajo!, hizo frío, volvió el gorrito invernal y las bermudas se quedaron esperando en el placard. Ya estaba habilitado el uso de bermudas pero duró sólo un día ¿Dónde carajo está la primavera?, ¿y las flores…? ¡Nos están re cagando! No puede ser esto. Pero bien, un poco de frío, todavía sirve, todavía sirve. Cuarta vez en Argentina, después de una serie de recitales en el conurbano junto a Pez, AZ no podía faltar a la única presentación en capital del power-trío-instrumental brasileño compuesto por Bruno Kayapy en guitarra, Ynaia Bentrholdo en batería y Ney Hugo en bajo. Y así estos tres de Cuibá, Mato Grosso, antes de completar su gira por nuestro país (en octubre le tocará a Pez cruzar la frontera para completar el intercambio bilateral), se presentaron en Palermo mostrando porqué con su único disco, Artista Igual Pedreiro, ya son tan locales como el dulce de leche: “¡Macaco, Macaco, Macaco!”. La hermandad del Conosur presente: Brasil, Argentina y por lo visto mucho prensado paraguayo. Viva América del Sur. No tienen un millón de amigos como Roberto Carlos (el máximo en Facebook es 5000, si no me equivoco), pero bien podrían jugar como el Scratch brasileño en sus mejores épocas: fantasía pura. Y si bien el que ya conoce su música creía saber lo que podía venir, hubo quienes estuvieron hipnotizados durante toda la hora y media. Los brasileros habían dado muestras de su talento en el Ciudad Emergente del 2009 y en el FestiPez junto a Pez y Humo del Cairo a principio de año, pero ayer la noche era de ellos y cumplieron con creces.

Antes de que Macaco se hiciera cargo del escenario, la parcialidad platense tuvo a sus representantes en los pibes de Go Neko! y normA. Como para cubrir el espectro de la dama o el caballero, ¿no? De la cosmogonía y texturas sonoras más propias del kraut que rememora las proezas de Neu!, los Go Neko! subieron primero para luego dejar el lugar al garage más directo y sin anestesias de normA. La Plata…La Plata… ¡Que sea Noviembre!

Pasadas las 23hrs. los Macaco subieron a escena y sin mucha presentación, frente a un público expectante, arrancaron con todo con “Broken Chocobread”. Así, con una de las canciones nuevas,  las cabezas ya se agitaban sin tregua al ritmo del machaque de la guitarra. Esta vez sin su strato medio destruida, el guitarrista mezcla entre Hendrix y Omar López Rodriguez (hasta con una boina tiene una semejanza al mandamás de los Mars Volta), se contorsionaba efusivamente mientras disparada cada una de las notas. La consigna era tocar, y pequeña pausa mediante, arremetieron con “Shift”, el “hit” (muchas comillas-comillas-comillas-comillas) de Artista Igual Pedreiro. El coro del riff no se hizo esperar (no hay voces pero igualmente es típico de argento el tarareo de las guitarras), mientras desde el escenario rompían todo. Esa melodía circular que después desemboca en una violencia más propia del hardcore calentó Niceto. Un pequeño pogo se agolpó en el centro, pero la hipnosis pudo más y cada uno de los que estaba la flasheó a su manera. Flashear es la palabra más adecuada, sin lugar a dudas. ¿Cómo hace Bruno para estirar así los dedos? Verdaderamente no se entiende, tiene la mano de un marciano. Hagan el siguiente experimento: extiendan la palma de su mano y estiren cuanto puedan sus dedos. Doblen el dedo del medio y vean la distancia entre el índice y el anular: eso es más o menos lo que en forma natural estira Kayapy sobre los trastes. Y de la pesadez de “Shift” pueden pasar a la multifacética “Amendoin” sin ningún inconveniente y el hecho de que sea instrumental no cambia nada. La guitarra se convierte en la mejor voz y las palabras sobrarían. La dinámica parece la de una jam sesion y sobre la voz líder de la guitarra se suman las cinco cuerdas del bajo de Ney Hugo y la batería incansable-todo terreno de Ynaia Benthroldo.

“Fuck You Lady”, otra de las que recibió la gran aprobación de la asistencia que no tardó en vitorear el riff mientras Kayapy se entregaba con cuerpo y alma a la melodía, fue de las que mejor sonaron. Sus canciones, por lo general extensas piezas que cambian y se metamorfosean en el tiempo, dinámicas y llenas de un ritmo casi embriagador, básicamente te dejan culo para arriba. Los dos términos que más se asemejarían a la experiencia en vivo de Macaco Bong son “flashear” y “culo para arriba”. Este último se puede modificar por algún equivalente menos escatológico como “volar la cabeza” o “quemarte el marote”. Bueno, se entiende la idea.

Ney Hugo aprovechó un momento para agradecer por las gentilezas del público y hacer referencia a la hermandad latinoamericana y enseguida arrancaron nuevamente. Su estilo, que fusiona desde el rock de los ’70, el rock alternativo, el funk, el jazz y lo que les pinte, siguió haciendo mella en las cabezas (y culos) de los espectadores. Muchos estaban en transe, moviéndose frenéticamente al compás como lo hacían en el escenario, otros, más atónitos, sólo observaban cuidadosamente. Sí, son tres y suenan así.  “Um G Bem Quente”, la sensación de que pasaría si Nirvana en vez de Grohl hubiera tenido en la batería a Brendan Canty, marcó el principio de la despedida y para el final, así como cierra Artista Igual Pedreiro, “Vamodahmaisuma” con un Kayapy encendido que terminó arrodillado con su guitarra en el suelo, cual Hendrix en Monterrey. Pero pese a que alguno grito “prendela fuego”, no lo hizo y dejó un acorde distorsionado en el aire mientras el telón se cerraba lentamente. Así como empezó sin pomposidades ni nada por el estilo, el telón se cerró y las luces se encendieron de nuevo dejando a la concurrencia con ganas de más.

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