Si hubiera algo extraño en el barrio, ¿a quién vas a llamar? A los Warren, por supuesto. El conjuro 2 ya superó los dos millones de entradas vendidas en nuestro país.

Por Martín Escribano

Que una segunda parte sea mejor que el grueso de películas de terror que se estrenan todos los años no es un dato menor. Si James Wan marcó la década pasada con la primera entrega de El juego del miedo en 2004, parece querer ir por más. Claro que no se trata de un “más” voraz o desatado, que apunta a la mera recaudación, al baño de sangre o a la repetición de fórmulas que ya todos conocemos. Quien dirige conoce el género a la perfección y así como entregó un terror superior con la primera y la segunda parte de Insidious, vuelve a dar la nota con El conjuro 2. El público responde: dos millones de argentinos la han ido a ver al cine.

Se dirá que otra vez se trata de una familia numerosa asediada por espíritus, y es cierto. Se dirá que otra vez hay niños involucrados, y es cierto. Se dirá que esta vez la sorpresa es menor porque ya conocemos a los Warren, y es cierto. Así y todo, El conjuro 2 aplasta a cualquier otra película de terror que se haya estrenado en 2016 con excepción de ese milagro cinematográfico llamado La bruja.

Siete años después de los hechos acontecidos en El conjuro, la acción se traslada a Inglaterra. Estamos a finales de los 70 y luego de los eventos de Amityville, Ed y Lorraine Warren (Patrick Wilson y Vera Farmiga, demostrando que actuar bien les cuesta muy poco) han alcanzado cierta fama mediática y cuando son llamados para acudir al auxilio de esa familia encabezada por Frances O’Connor, madre soltera con cuatro hijos, además de los crucifijos y los equipos de filmación, la controversia viaja con ellos. La menor de las niñas (Madison Wolfe) parece seguir los pasos de la Regan de El Exorcista y tanto los muebles como las personas vuelan por la casa.

Sacando una o dos escenas que pecan de excesivas, James Wan deja con sabiduría los efectos visuales en un segundo plano. Con homenajes a otras películas del género como la obligatoria The Changeling, de Peter Medak, El conjuro 2 combina sustos con suspenso del bueno y si bien se extiende más de lo debido nunca deja de lado aquello que toda película de terror ningunea: la empatía. Es verdad que estamos ante una ficción que cuenta el caso hoy conocido como The Enfield Poltergeist (quienes quieran ver la versión documental, googleen Interview with a Poltergeist), pero El conjuro 2 es, ante todo, una película sobre un matrimonio. Son Ed y Lorraine los que nos llevan a preocuparnos y por quienes sufrimos.

Mientras corren los créditos finales en los que se presentan imágenes y grabaciones del hecho real uno se pregunta dos cosas: cuándo saldrá la tercera entrega y cómo vamos a hacer para dormir a la noche…//z

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