La baterista Rocío Fernández repasa la génesis y la actualidad del cuarteto, que acaba de publicar un nuevo trabajo, Billetes Falsos

Por Lucas González

Foto de portada por Catalina Bartolomé

Sin sustento científico alguno, en el ámbito de la música se suele afirmar que Pugliese convoca a la suerte. No hay pruebas, pero tampoco dudas. De igual manera se sostiene que, por diversos motivos y circunstancias, el momento bisagra para un proyecto suele llegar con su primera década de vida. El objeto de análisis puede variar, pero tomemos por caso lo que ocurre con Amor Elefante.

Oriundo de la zona sur del Gran Buenos Aires, el grupo que integran Inés Copertino (teclado, coros, sintes), Rocío Bernardiner (guitarra y voz), Rocío Fernández (batería y voz) y Andrés Merlo (bajo) nació en 2009 y atraviesa un presente atractivo. Ni hablar del futuro, que a corto plazo se vislumbra prometedor. Y no es para menos si se revisan los antecedentes inmediatos: tan solo en 2019 publicaron Billetes Falsos, un disco muy bien recibido por los medios y el público, y participaron por primera vez del South by Southwest (SXSW).

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Al reconocido festival norteamericano, que se realiza cada primavera en Austin (Texas) y del que alguna vez fueron parte Riel y Las Ligas Menores, desembarcaron luego de aplicar en reiteradas oportunidades. “Solemos anotarnos en concursos y cosas por el estilo, pero tratamos de olvidarnos, para no estar a la expectativa”, reconoce Rocío Fernández. Por eso, cuando les llegó mail de confirmación, la sorpresa fue enorme: “no puedo describir nuestra emoción”. Y si bien pasaron por cierta preocupación, debido a la inestabilidad económica en nuestro país, la resolución fue tajante: había que viajar. “Hicimos malabares, pero lo logramos”.

Finalmente, estuvieron dos semanas e hicieron cuatro fechas, tres más de las que tenían pautadas. “El público es lo más, muy receptivo”, describe Rocío Fernández, y señala que el evento en sí es espectacular, aunque al comienzo los abrumó por las miles de actividades que lo componen. “Nos trajimos mucha música para escuchar y también nuevos amigos”.

La “gira” por Estados Unidos, además, coincidió con el lanzamiento de Billetes Falsos, material que guarda una estrecha relación con Oriente (2017), su trabajo anterior. Para Fernández, los puntos de contacto son la presencia de Ezequiel Kronenberg (Rosal) en la mezcla y en el sonido. O el protagonismo de los sintetizadores y las voces al frente (puede que este sea el diferencial de AE, al igual que su relectura del pop).

“Fue una producción conjunta. Nunca habíamos trabajado con alguien externo en el armado de las canciones. Sumado a eso, nuestras vidas también cambiaron mucho, e inevitablemente se refleja en el resultado”, señala la baterista del grupo que completa su discografía con Amor Elefante (2010), Parque Miñaqui (2012), el EP Viishnu (2016) y los remixes Occidente (2018).

No obstante, la concepción de Billetes Falsos sí se diferencia de sus antecesores. Pensado como una novela, retrata la ruptura de una relación amorosa, un tópico recurrente en el imaginario del cuarteto. ¿Cuánto habrá tenido que ver en esto la sugerencia que les hizo Hernán Coronel en la época de Oriente? Por aquel entonces, el cantante de Mala Fama les recomendó componer temas que fueran más universales, letras sencillas (pero no por eso menos elaboradas), para que cada vez más gente las pudiera tomar y hacer propias.

Según Rocío F., si bien es difícil descristalizar las formas en la que se conciben los tracks, de todas maneras lo tuvieron y tienen muy presente. “Por ahí el consejo se ve reflejado en la simpleza del mensaje, para que se vuelva ‘universal’ y puedan entenderlo o sentirse identificaxs todas las personas que lo escuchen”.

Sean muchxs o pocxs lxs que adopten las canciones, queda claro que el camino de la banda no estará exento de aventuras. “Siempre nos pasaron cosas increíbles”, reconoce Fernández, y enumera: “Fechas, festivales, luchas feministas, viajes y más viajes. Conocimos mucha gente, grupos, productores, periodistas. Nos enamoramos, nos desenamoramos”. Pese a cualquier tipo de desencuentro, Amor Elefante suele ser el punto donde los/as cuatro convergen, donde se encuentran, donde hacen música y, sobre todo, donde se divierten. //∆z

Foto: Catalina Bartolomé