La serie basada en la novela homónima de Margaret Atwood se inmiscuye en tópicos de especial relevancia: los abusos sexuales, el poder omnipresente del patriarcado, las consecuencias de un aborto clandestino y la violencia con que son tratadas las mujeres.

Por Juan Martín Nacinovich

Hay un factor enigmático girando alrededor de Grace Marks que se encarga de borrar cualquier certeza que se crea tener sobre el personaje. Atrincherada herméticamente dentro de sus propios recuerdos, con los ojos celestes abiertos de par en par como un gato y la lengua afilada, Grace Marks siempre sabe qué es lo que tiene que responder, cómo satisfacer a su entorno y salir ilesa. Nunca se la ve consternada ni indecisa; por el contrario, sus formas son las de una manipuladora cauta y experimentada, por lo que saber si asesinó o no a la ama de llaves donde trabajaba será un interrogante durante los seis episodios de esta nueva miniserie de Netflix.

La historia está basada en la novela homónima de Margaret Atwood escrita en 1996, que a su vez tiene un antecedente verídico. El caso de Grace Marks tuvo lugar durante el siglo XIX en Canadá, dando los primeros pasos fuera del colonialismo. En 1843 la acusaron de asesinato y la encarcelaron. Lo que plantea Alias Grace a lo largo de sus episodios es si Marks (Sarah Godon en un papel hipnótico)  es o no la autora de estos asesinatos. Su voz en off, sumando los encuentros diarios con el Dr. Simon Jordan (Edward Holcroft) para determinar si es tiempo de dejar la cárcel con un perdón legal, irá narrando cronológicamente su historia desde distintos puntos de vista, ya que la protagonista elije qué y cómo contarlo.

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Marks viajó desde Irlanda junto a toda su familia para probar suerte lejos de casa. La madre murió durante el viaje a causa de una enfermedad. Su padre, alcohólico y desempleado, la obligó a trabajar como sirvienta de una familia burguesa para poder mantener a los hijos más pequeños. Allí comienza a trazar los primeros y, quizá, únicos lazos afectivos de su vida. El conflicto es parte de su desarrollo, prácticamente de forma ininterrumpida. Si Marks se hizo amiga de Mary Whitney (Rebecca Liddiard) en su primera casa como sirvienta, ésta se muere tras abortar clandestinamente, dejándola sola de vuelta. La historia se repite como un bucle.

Margaret Atwood, a sus 78 años, está en la cresta de la ola. Ésta temporada introdujo tres series al mercado: The Handmaid’s Tale, una producción sensacional de Hulu con abordaje en un mundo distópico patriarcal donde las mujeres no tienen más derechos y prestan sus úteros al servicio de sus amos; el anime infantil Wandering Wenda y la citada Alias Grace. Al igual que The Handmaid’s Tale, Alias Grace se inmiscuye en tópicos de especial relevancia: los abusos sexuales, el poder omnipresente del patriarcado, las consecuencias de un aborto clandestino y la violencia con que son tratadas las mujeres.//∆z