Se cumplieron 15 años del BAFICI y con un saldo de casi 500 películas proyectadas en su última edición. Con nuevo director y ampliación de contenidos se logro una concurrencia similar a la de los anteriores años con la salvedad del cambio de sede. Existencialismo y mainstream las 24 horas del día.

Por Ignacio Barragan

El BAFICI, aquel festival cinéfilo que todos esperamos año a año ya ha finalizado. ¿El saldo? Casi 500 películas, grandes directores y obras frescas recién salidas de la sala de montaje. No es de extrañar la enorme concurrencia que tuvo esta ultima edición debido al excelente material que se presentó en aquellos días de Abril. Siendo Chile el país invitado de honor y con las retrospectivas enteras a modo de homenaje de Aristarain, Bressane y Sangsoo, los amantes del séptimo arte supieron hacer de las suyas.

Algo así como 370 mil espectadores estuvieron deambulando entre las once sedes del festival entre los que se encontraban las delegaciones de 49 países junto a practimente 600 periodistas borrachos de cerveza y cine. Aunque los números no parezcan decir nada acerca del evento, nos aproximan a una idea de la noción de “internacionalismo” que siempre tiene como pauta oficial el BAFICI

Así es, hace 15 años que existe el festival de cine independiente y siempre fue una herramienta más que legitima para la difusión del cine independiente. Más allá de sus límites extremadamente difusos en cuanto a qué es y qué no es el cine “independiente”, siempre fue guardián de un canon artístico respetado por la sociedad. Es por eso que constantemente nos sorprenden películas de puta madre pero con el simple costo de bancarnos varios bodrios en el medio. Así es, las sinopsis siempre venden humo en este tipo de festivales aunque lo vendan excelentemente bien.

Como todos los años, hubo películas que se destacaron de buena manera. Películas como “Soy mucho mejor que vos”, de Che Sandoval y “Joven y alocada”, de Marialy Rivas fueron muy bien elogiadas entre el publico. Ambas películas, de gran calidad y guiones sofisticados, son parte de una nueva ola de cine chileno mucho más libre y border que lo acostumbrado ya que el sexo, las drogas y las frustraciones juveniles son el plato fuerte de estas peliculas que te dejan con la boca abierta y ganas de tomar birra.

Hubo también un cine argentino muy característico de esta última década estancado en lo existencial con películas como “Acá adentro”, de Mateo Bendesky o “P3ND3JOS”, de Raúl Perrone que dan vueltas sobre el significado del cine y de la expresión. Pero a decir verdad, lo mejor que se proyectó en este BAFICI es la retrospectiva casi integra de la filmografía de Adolfo Aristarain, un maestro del cine argentino.

Ahora, los datos más relevantes. La película ganadora de la competencia internacional fue un hermoso y delicado film como “Berberian Sound Studio”, de Peter Strickland, lo que indica un gran nivel de cine independiente en el Reino unido y en materia de competencia nacional la película galardonada fue “La Paz”, de Santiago Loza. Tanto la competencia internacional como la nacional estaban dotadas de buenas películas con gran valor artístico aunque a veces se dudaba de su calidad de “películas independientes”. Por eso mismo es beneficiosa la existencia misma del BAFICI un espacio de grandes películas que nadie conoce con pequeños filmes que aún no se han descubierto. Mis felicitaciones hacia los programadores de las 473 películas proyectadas. Aunque dude de sus integridades morales y éticas laborales, me quito el sombrero frente a ustedes.

Como último comentario quisiera mencionar mi agradecimiento al personal de logística del festival que procuro embriagarme todos los días de siete a nueve de la noche para que las películas malas, no sean tan malas; y para las que eran buenas, que sean grandiosas. Para los stands de Gancia y birra, mi mayor aprecio.//z