Sound & Colour, el segundo disco Alabama Shakes, presenta un ambiente campestre en el que el soul y el rock se entremezclan para dar forma a bellas canciones, que ponen en relieve la impecable voz de Brittany Howard.

Por Agustín Argento

Cuando se piensa en un grupo de Alabama, siempre se imagina un banjo y música country, además de a una negra con voz increíble sobresaliendo del resto de la banda. Alabama Shakes vino a actualizar ese imaginario con guitarras eléctricas, climas poperos y una cantante que, siendo mestiza, suena a negra.

Sound & Colour, además, le mete teclados a una onda soul que incluye guitarras eléctricas y coros muchos más terrenales que los esperados para este estilo de música. Así, el segundo álbum de Alabama Shakes, oriundos –obviamente- de esa ciudad, pasa a través de todos los matices que las bandas nuevas, que reviven el pasado, traen desde los estudios de grabación.

“Don’t Wanna Fight”, segundo track del disco, va y viene desde las rítmicas de James Brown hasta unos coros rabiosos, que están en el límite de desgarrar una voz que grita “Yo no quiero pelear nunca más”. En “Dunes”, el tema siguiente, todo empieza al swing del soul, para termina con un riff marcado al mejor estilo AC/DC. La música va variando de estilos como si la canción hubiera sido compuesta caminando a través de las dunas, tal y como lo marca el título.

A partir de “Future People”, Sound & Colour se pone más oscuro y, apoyado en sintentizadores (colchones y noise, entre otros efectos) el disco va mutando hacia el blues“Gimme All Your Love”-, siempre sin perder la estética que se planteó al comienzo y las melancólicas letras (“Si sólo me dieras todo tu amor, dame todo lo que tienes, dame todo tu amor, ohhh, un poco más”).

La originalidad del disco pierde un poco la fuerza en “The Greatest”, una canción medio punk, metida en Sound & Colour casi como por obligación. Ya tenía soul, pop, hard rock, blues y, ahora, se engancha un punk muy predecible y que ya queda hasta demodé, más allá de las melodías de teclados al estilo Moby. Lo mismo pasa con la canción siguiente, “Shoegaze”, que si bien se trata de una linda pieza musical, termina cayendo en la obviedad cuando la guitarra se distorsiona con un Hammond de fondo y la batería marca las semicorcheas con el tacho y el bombo.

Terminando el álbum, la originalidad y la oscuridad vuelven a aparecer de la mano de “Miss You”, “Gemini” y “Over My Head”, canción, que, con unos coros gospel y la voz de Howard en su máxima expresión y acompañan de aplausos en el estribillo, resume todo el sonido y el color que Alabama Shakes distribuyó a lo largo de este trabajo.//z