El domingo pasado se realizó la segunda edición del Festival AHORA en el que pasaron doce grupos y solistas de la nueva escena. Una celebración de la música empañada por una violenta forma de control en Ciudad Cultural Konex.

Por Claudio Kobelt
Fotos de Nadia Guzmán

Enoja,  preocupa y entristece que al tener que reseñar lo sucedido en el Festival AHORA, la primera imagen que se venga a la memoria sea la del violento personal de seguridad del lugar, que reaccionó con desmedida agresión ante la presencia del pogo y mosh durante los shows de Las Ligas Menores y Bestia Bebé.  Insultaban y daban órdenes a quienes pogueaban, trataban de tomar por los pies a los que hacían mosh y echaban  del recinto -por la fuerza-  a aquellos que podían “atrapar” en plena ceremonia.  Bailar, saltar, empujarse y “nadar” en los brazos del público es casi una costumbre de celebración en los recitales como estos, por eso sorprende que esta represión siga sucediendo, aunque no sea sorpresa que el lugar donde haya ocurrido sea el Konex. Hemos escuchado historias parecidas en cada edición del FestiLaptra, mas nunca con esta vehemencia y nivel de agresión. Pero esto fue al final de la jornada. Empecemos por el principio.

El festival proponía dos escenarios en el espacio cubierto, uno destinado a los grupos de sonido rock y mayor amplificación, y otro -llamado  escenario Pura Vida- a las propuestas más  suaves e intimistas.  Todo comenzó alrededor de las 18:30 horas cuando Ella nada todos los estilos abrió el escenario eléctrico con su power pop con toques de brit pop y rock moderno, mientras que la inauguración del espacio acústico estuvo a cargo de Destrucción Masiva. Este es un trío conformado por dos señoritas cantantes – una con guitarra y la otra con un ¿cuatro? ¿ukelele?- y un muchacho percusionista, que desafiando lo que podría sugerir el nombre del grupo hacían canciones folk suaves, casi susurradas, mayormente versiones de temas de la década del ‘50 y ‘60.  Luego fue el turno de Dedés, dúo de batería y guitarra hacedores de un garage rock duro que gracias a la cálida voz de su cantante logran una propuesta clara y personal. Además, tienen una cierta pesadez stoner que da como resultado un pop sucio, desatado y visceral.

Ella nada todos los estilos (4)

Dedes (2)

DROGAPERROTRUENO tomó la posta del espacio eléctrico para destilar su fresco vértigo post punk. Un frenesí controlado, una atmosfera oscura y un beat incendiario pusieron a buena parte de la audiencia a bailar, como en “Pasto”, el tema con el que cerraron su show, una especie de cyber-country pasado de revoluciones y destrucción. DROGAPERROTRUENO  fue una de las propuestas más innovadoras en la grilla del festival. Las revoluciones disminuyeron cuando en el escenario Pura Vida comenzó Jazmín Esquivel, armada solo con su voz filosa y una guitarra eléctrica que cautivó a los presentes con su eco nocturno, como un pájaro negro trinando en la noche las canciones de la soledad. Cuando Esquivel cantaba, su sonido llenaba todo y llegaba a todos, golpeando más fuerte  que la más aguda distorsión.  Y si hablamos de fuertes presencias escénicas, la de Mora de Riel fue impactante. Cuando estaba  sobre el escenario tocando su guitarra, su pequeña figura se volvía enorme,  gigante, como un Godzilla de cuerdas y fuego. Cantaba, bailaba y sonreía asesina, mientras Germán traccionaba ágil con su batería  e inyectaba de velocidad a esa psicodelia oscura, áspera y envolvente.

DROGAPERROTRUENO (5)

Jazmin Esquivel (3)

Riel (1)

Uno de los grupos más esperados y con mayor cantidad de fanáticos presentes fue Pérez,  combo de power pop diáfano y potencia de baile y sonrisas. Con fuerza natural, Pérez exhaló un pujante viento  de melodías invencibles y canciones para entonar a los gritos y el pecho abierto. Su show fue, por su talento,  entrega y conexión con la audiencia, uno de los mejores momentos de la noche. Luego llegó esa tormenta de rulos y voz honda llamada Paula Maffia, quien se adueñó del escenario acústico para disparar versiones  de sus múltiples proyectos en plan voz/guitarra. Pero esto no  implicó una calma folk, ya que Maffia se encargó de ametrallar aguerrida cada una de sus melodías. Gran momento se vivió cuando la cantante invitó a Jazmín Esquivel a hacer con ella una versión sublime de “La rama y la flor”.  En el escenario eléctrico no tardó en subir Marina Fages y Las Chicas de Humo, el nuevo grupo de la cantante que sumó potencia rock, fortaleza oscura, y cuerpo eléctrico a temas de su trayectoria solista y su grupo El Tronador. Las canciones de Fages parecieron otras, ganando un joven impacto y respuesta con esta inesperada garra y velocidad.

Perez (5)

Paula Maffia (3)Marina Fages y las Chicas de Humo (5)

Mateo de la luna intentó mostrar su nuevo sonido de clara influencia synthpop, pero una falla recurrente en una de las computadoras  cortó los temas en diversas oportunidades, por lo que decidieron terminar el show a tan solo tres canciones de haber comenzado. No mucho después Las Ligas Menores incendiaron el escenario eléctrico con su pop salvaje y furibundo. Es ahí donde comenzó  el mosh, y lo que al principio fue júbilo y energía, se transformó en algo peligroso debido al acoso del personal de “Prevención”, quienes tomaban de las piernas a quienes hacían mosh, intentando retirarlos con suma violencia, y gritando a diestra y siniestra a los que hacían pogo y “volaban”. Un  joven fue atrapado en pleno vuelo y retirado del lugar por un seguridad que lo toma por la espalda trabándole brazos, cuello y espalda, como si se se tratara de un vándalo indomable. Es entonces cuando Anabella Cartolano, una de las cantantes de Las Ligas Menores, se percató de lo que sucedía  con la audiencia y decide detener el show para pedir calma. Pablo Kemper, guitarrista y voz, dijo “Que se vayan los de Prevención”, pero esto no solo no sucedió, sino que el personal se reunió y se alineó frente al escenario, se paró sobre un escalón escondido tras la valla, quedando así más alto que el público general y exhibiendo su imponente forma de control.

Mateo en la Luna (1) Las Ligas Menores (8)

“Policía en formación/ digamos que es una provocación” dice una vieja canción de La Polla Records, y la frase se hace visible cuando durante el show de Bestia Bebé el equipo de prevención se paró sobre los escalones mirando fijamente al público, amenazante, tratando de capturar y detener cada señal de pogo y mosh. El público insultaba, gritaba, cantaba en claro clamor de libertad y enojo contra tal ataque al espíritu de la fiesta. Mientras tanto, Bestia Bebé hacia lo que mejor sabe hacer: esa combustión de punk, rock de guitarras y pop catártico y barrial, sinfonías para chicos de brazos en alto y gargantas hinchadas de pasión. Canciones de amistad y amor, mientras  un grupo de violentos trataban de detener y reprimir ese fervor.

Bestia Bebe (3)

Es una verdadera pena que un festival que apostó a una escena presente y diversa, muestra viva de parte de la actualidad del nuevo rock, haya sido empañado por tales muestras de agresión.  Ojalá esto cambie en los próximos eventos realizados en el Konex, que un chico no sea golpeado ni echado por bailar y celebrar, que es una de las tantas libertades que no nos deberían quitar.//z