Desde sus inicios como baterista y plomo de Pipi Piazolla en Escalandrum hasta sus trabajos con Los Zombis y Kuff & Links, Guido Coto presenta su estudio Doyo y pide que desconfiemos de los remasters, al tiempo que recomienda cómo escuchar música en tiempos de mp3 y FLAC.

Por Gabriel Feldman

AZ: ¿Cómo definirías el trabajo y el rol del productor artístico?

Guido: Distintas situaciones ameritan distintos roles. A veces está el rol de lo que llamaría “el espejo”, que es que la banda pueda tener más conciencia de sí misma, del material que genera y que pueda en lo posible ser más consciente de cómo la expectativa que tiene sobre su música difiere de la realidad y achicar esa brecha. Hay otro rol que tiene que ver con ser un DT: uno está afuera de la cancha y tiene la posibilidad de ver cosas que no se ven desde adentro. Sumado a eso, el productor tiene experiencia respecto a laburar con otras bandas y muchas veces las problemáticas se repiten. Desde adentro una banda puede sentir que su caso es único y particular pero tal vez es lo que le pasa a muchas otras y el productor tiene la chance de haber tenido experiencia directa con eso. Sumado a que una visión desde afuera es algo que puede ser muy provechoso. A veces también hay roles que son más políticos, por decirlo de alguna manera, y hay determinadas decisiones que hay que tomar y que simplemente es práctico delegarlas en alguien de afuera.

AZ: ¿Cuándo y por qué empezaste en esa tarea de productor, pensar la música en términos de producción artística?  

G: Empezó en la primer banda en la que toque. Ya en ese momento siempre tenía algo para decir al respecto de cómo encarar ciertas situaciones. A veces eran cosas que no tenían que ver con mi instrumento lo cual podía ser bastante hinchapelotas para los demás. En las bandas que vinieron después, con más o menos recepción, siempre tenía aportes que tenían que ver con la producción.   

 AZ: ¿Cómo fue tu formación?

G: Empecé a tomar clases de batería a los 16, 17 años y cuando terminé la secundaria empecé a estudiar en la Escuela de Música Popular de Avellaneda (casi llegué a terminar el ciclo básico que eran tres años). Paralelamente ya había empezado a trabajar de plomo con Pipi Piazzolla y eso duró cuatro años más o menos, y Pipi tocaba mucho en vivo con formaciones muy diferentes, desde su banda Escalandrum hasta Latinaje o las bandas de Guillermo Klein, bandas de salsa, laburos de sesión, de todo. En esa época no estudiaba tanto batería pero siempre estaba tocando en bandas (en general más de dos o tres a la vez). Por el 2005 dejé de tocar en bandas y empecé a pasar música en bares medio boliches, bares donde se bailaba toda la noche, y después tuve una vuelta a tocar en bandas donde ya pude darme el gusto de tocar en por lo menos una banda de un corte más pop que fue Michael Mike y también tocar con un set electrónico como en El Sonido Real que era una banda de cumbia electrónica. Ya en el 2013 empecé a producir a Kuff and Links y básicamente fue donde hice mis primeras experiencias en el mundo de la producción formalmente: grabar por primera vez una voz, una guitarra, un bajo, una batería; por primera vez grabé un ep y empecé a hacer pre-producciones más grandes en las que se componían mucho y se descartaban temas. Y ahora con la reciente apertura de Doyo [estudio de grabación] junto a Augusto Urbini es un lugar en donde estamos laburando mucho y aprendiendo todo el tiempo.

Grabación en Doyo Estudio!

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AZ: ¿Un referente?

G: Stuart Price. Lo primero que escuché de él es un disco de 1999 de Les Rythmes Digitales [Darkdancer] que me encanta hoy en día. Estaba anticipando lo que después se iba a poner muy fuerte en los 2000: el ochentismo a pleno. Después, en 2010, hizo Nightwork de Scissors Sisters y Aprhodite de Kilye Minogue, dos discos pop que me encantan. También me gustó mucho seguir la carrera de Calvin Harris desde que hizo I Created Disco en 2007 cuando era un pibe que hacía música en su cuarto y no mucho tiempo después empezó a hacerles featurings a muchos artistas pop y empezó a tener número unos a rolete. Escuché un montón ese disco, 18 Months (2012) y después hizo Motion (2014), que no me gustó tanto al principio pero me llamó la atención ver la evolución de él como artista, como cambió su manera de tratar las canciones y el todo en general.
Otros productores que me gustan mucho es un dúo australiano que se llama The Presets y otro es Anthony González de M83.  Me encantan los discos Saturdays = Youth (2008), Hurry Up, We’re Dreaming (2011) y la música que hizo para la película Oblivion.

AZ: ¿Te acordás de algún disco iniciador, que te disparó la atención a nivel audio/producción?

G: El primer disco que me hizo poner la oreja en lo que era la producción (aunque no lo supiera en ese momento) fue Fabulosos Calavera de Los Fabulosos Cadillcas. Fue un disco quiebre para la banda, allá por 1997. Hacía poco que tenía un reproductor de CD, un equipito que era el único equipo en la casa y lo tenía en la cabecera de la cama, y cuando me acostaba quedaba atrás de mi cabeza. Me ponía boca abajo con la nariz contra la casetera y me quedaban los dos parlantes enfrentados a los oídos como si fueran auriculares. Era un disco con muchos detallecitos y voces grabadas, y las secciones de los temas cambiaban de una a otra de manera muy marcadas. Lo escuché mil veces abstraído cien por cien.
Hace poquito lo volví a escuchar y no es música que me dé ganas de escuchar hoy en día, pero en ese momento fue muy importante.

AZ: Me imagino que algunas cosas cambiaran de proyecto en proyecto. Pero si tuvieses que definirlo, ¿cuál dirías que es tu búsqueda cómo productor?

G: Creo que si hay algo por lo que me gustaría que se reconozca mi laburo tiene que ver con el planteo rítmico y de groove. Me gusta la música para bailar y me encantaría que alguna vez, si alguien siente que un track agita en ese sentido, tenga que ver con mi trabajo en ese aspecto.

AZ: ¿Implementás alguna rutina de trabajo en particular?

G: No sé si es una rutina de trabajo pero sí trato de hacer planes a mediano plazo y sobre todo, si se está trabajando con un deadline, hacer el plan de atrás para adelante. Por ejemplo: si tengo que tener terminado un disco para principios de octubre, sé que a mitad de septiembre lo tengo que estar masterizando, a principios de septiembre tengo que empezar la mezcla, hacer ediciones y overdubs la última semana de agosto, tengo la segunda y tercera de agosto para grabar guitarras y primera de agosto para las baterías, por lo tanto en julio hay que cerrar los temas en la sala, evacuar las dudas respecto de las estructuras y la manera de encarar los temas en cada instrumento en particular. En general es difícil respetar esos mojones pero te ordenan y te permiten ver cuánto tiempo tenés disponibles para cada fase del laburo.

AZ: Por lo general se resalta mucho en el rock/pop que una canción está en la base. ¿Sentís que tenés alguna ventaja al ser baterista y conocer las mañas del instrumento?

G: No estoy muy de acuerdo con ese enunciado respecto al rock y pop. Tal vez funciona así en algunos géneros de electrónica o en el rap, pero creo que la melodía y la armonía en el rock son todo. No importa que sean simples o entupidamente simples, pero tienen que ser funcionales, sino con una buena base no las levantas.

Es común que cada productor tenga instrumentos que conoce más y menos. Yo veo como una desventaja de ser baterista el no haber tenido una relación intensa con el mundo de la armonía en mis inicios. Por otro lado el baterista puede tener una percepción un poquito más desarrollada en lo que se refiere a lo rítmico y el groove, pero es algo que los buenos músicos en cualquier instrumento lo tienen. Está bueno entender la batería porque es un instrumento que tiene sus mañas para hacerlo sonar en un estudio o en vivo. También está bueno porque tenés una biblioteca de grooves muy metida en la cabeza, y tenés la posibilidad de comunicarle a un baterista una idea en idioma baterístico, sabiendo con mucha certeza en qué nivel es posible que lo lleve a cabo.

AZ: ¿Se tiene en cuenta a la hora de pensar un álbum el hecho de que tal vez el formato en el que más se termine escuchando sea vía streaming por alguna plataforma o la propia descarga de los archivos? ¿Se puede seguir pensando en el disco como tradicionalmente se piensa en un disco?

G: Yo creo que se puede seguir pensando en el disco. Para mí el streaming afecta más lo que tiene que ver con la difusión. Puede ser que la gente termine escuchando un sólo tema del disco en vez del disco entero. Ahora, si eso va a afectar o no el proceso creativo me parece que tiene que ver con el tipo de decisiones estratégicas de difusión de la banda. A la vez veo estilos como el vaporwave, un estilo que nada más vi la punta del iceberg y no creo saber tan cabalmente de qué se trata, donde me dio la impresión que era música compuesta directamente para YouTube. Ahí tenés un ejemplo en donde está afectando el proceso totalmente, puede pasar. Pero me parece que a la gente que le gustan los discos y que piensan que la unidad de comunicación que tenemos los músicos son los discos va a seguir haciendo discos.

AZ: ¿Un disco o canción que te llena de orgullo haber participado?

G: Me llena de orgullo haber participado de Estrella Federal de Los Zombis porque fue un disco hecho con un concepto muy pensado que tenía que ver, por un lado, con tocar como si fuéramos músicos de la motown: no conocíamos los temas hasta que llegábamos al estudio y ahí, en el momento salía el arreglo y lo grabábamos, como jugando a ser sesionistas. Por otro lado, las letras estaban todas relacionadas con la literatura gauchesca, lo que le da cierta cohesión narrativa al disco y pinta un universo atractivo, como si tratase de cowboys o samurais, pero en La Pampa. Fue un proceso arduo pero muy enriquecedor, nos propusimos hacer algo y lo llevamos adelante.

AZ: ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?

G: Estoy trabajando en la pre-producción de lo que va a ser el disco de Kuff and Links, que empezó con una primera etapa de composición en noviembre de 2014, siguió a lo largo del 2015 y ahora perfila para ya entrar en un proceso de producción propiamente dicha que no va a estar a mi cargo. Estamos con la grabación del disco de Resistencia Chaco: ya tenemos grabadas las baterías y estamos empezando con los bajos. También con la producción de un disco de una artista que todavía no tiene nombre pero sé que son canciones de rock y va a tener tintes ochentosos fuertes, por el lado del hair metal. Y además todo lo que va pasando por Doyo que te pone en contacto con situaciones musicales y músicos de ondas muy diferentes.

AZ: Hoy consumimos música casi en todo momento, realizando múltiples actividades, a través de distintos dispositivos. Si tuvieras que darle algún consejo al escucha como para tener una experiencia más intensa con la música, ¿cuál sería?

G: Tengo la sensación  de que hace un tiempo la gente dejó de tener equipos de música en la casa y escucha siempre música por los parlantes de laptop o parlantitos portátiles bluetooth tipo ue boom o jbl flip y no tiene parlantes “normales” como los de antes.

Tampoco son de uso corriente formatos de alta calidad como el FLAC o incluso el cd y el vinilo, y si hay mucho streaming y formatos de compresión de audio de poca fidelidad como el mp3. La suma de estos factores lleva a experiencias de escucha muy lavadas, análogo quizás a ver una pintura original o una reproducción de la misma.

Consejo 1: Tener un equipo con parlantes (evitar todo lo portable o mini) preferentemente a la altura de los oídos y volver a escuchar un cd/vinilo o conseguir descargas en FLAC.

Consejo 2: Investigar qué significa loudness wars y desconfiar de la palabra remaster.

Consejo 3: Ir a ver bandas en vivo y cuidarse los oídos, con tapones o si es necesario improvisarlos en el momento con papel higiénico. Estar frente a un escenario debería ser una experiencia placentera.//∆z