Desde San Juan hasta Europa a bordo del estudio de grabación, Ale Ortiz relata su carrera de experiencias y aprendizajes con pequeños discos o en mezclas laberínticas de los Rolling Stones en vivo.

Por Gabriel Feldman

El amor por la guitarra y los sonidos llevaron a Alejandro a trazarse un objetivo claro: “no quiero hacer nada más que música en mi vida”. El primer paso fue dejar su San Juan natal para ir a estudiar Ingeniería en Sonido y Acústica en la actual Universidad Tecnológica de Chile (INACAP) y después trasladarse a Buenos Aires, donde continúo sus estudios en la Universidad Nacional de Lanús (UNLa) mientras se hacía con sus primeras armas profesionales como técnico en Proyecto Under y dentro del sello de Zeta Bosio, Alerta Discos. El salto lo terminó de dar cuando tomó la decisión de hacer sonido en vivo para bandas y comenzó a trabajar como asistente en los estudio El Pie.

Hace cuatro años que vive en Italia, donde tiene su estudio de mezcla en Uscio, un pueblo en las montañas, en las afueras de Génova, aunque va y viene para grabar discos y buscar el sol, no le gusta el invierno. “Me terminaron de cerrar muchas cosas operando en vivo”, rememora de esa época iniciática entre notas de voz y mensajes por Facebook. “Adquirís habilidades que te sirven muchísimo en el estudio, tenés el contacto directo con el artista y sentís la reacción del público”.

Por otro lado, la práctica lo llevó a foguearse con popes de la ingeniería en sonido, como cuando mezcló junto a Kooster McAllister (Talking Heads, Bruce Springsteen, Prince) el último show que dieron en el país los Rollings Stones para la transmisión de televisión. “Pasaron un par de cosas muy lindas, era un duque. Nos trató todo el tiempo como un señor aunque estábamos ahí para ayudarle, obviamente”. Fueron unas sesiones maratónicas de más de cincuenta horas de laburo. “Nos dábamos turnos y el chabón te decía dale, mezcla un temita, pone en plano la voz de Mick que voy a tirarme un rato. Pero no todo fue distensión y buena onda, “cuando hicieron la grabación las centrales de Intercom estaban muy cerca de las grabadores y cada vez que hablaban cortaban un segundo de los primeros ocho tracks, o sea la batería”, recuerda ahora con gracia. “Tuvimos que irnos al estudio B de El Pie a editar todo, básicamente robarnos de otra parte del tema los pedazos que se borraron… la cara del productor ejecutivo cuando le dijimos, ¡man, estaban borrando la batería cuando hablan!”. Además de ganarse una generosa propina por salvar la situación, se dio un gusto único en la vida. “Sé que una mezcla de “Start Me Up” pasó por mis manos sanjuaninas”, dice con orgullo.

AZ: ¿Cómo definirías el trabajo y el rol del productor artístico?
Alejandro: Desde mi experiencia, el productor es el encargado de dar una dirección determinada a un disco, aportando desde todos los aspectos posibles, sugiriendo, tomando decisiones en la parte compositiva (estructura, BPM, tonalidad) y a veces mediando entre los egos y las diferencias musicales de los integrantes del proyecto siempre en pos de obtener el máximo de las canciones. Siempre he sostenido que gran parte del trabajo es saber mantener la calma y la confianza en todo momento. Cuando el artista se siente a gusto todo fluye de otra manera, es una de las cosas que aprendés en un estudio grande donde regularmente trabajás con diferentes artistas y bandas con un gran nivel musical.

AZ: ¿Cuándo empezaste en esa tarea de productor, pensar la música en términos de producción artística?
A:
El cuándo es un poco difuso porque desde mis inicios como músico o como técnico siempre me llamó la atención ordenar las ideas de los demás, la búsqueda sonora de los ambientes, la energía y la emoción justa para trasmitir lo que el artista desea. Siempre me gustó el tratar de ponerme al hombro esa responsabilidad. Así vas proponiendo ideas, desarrollando métodos, estrategias que te permiten afrontar situaciones desde el punto de vista artístico/técnico y resolverlas dejando a todos contentos con el resultado final.
No creo pensar la música en términos de producción musical, sino más como algo visceral. Lo que produzco, mezclo o grabo tiene que generar algún sentimiento en mí, proponerme una situación, invitarme a seguir escuchándolo, sentirme orgulloso de ser parte del proceso.

AZ: ¿Cómo fue tu formación?

A: Como mucha gente ligada al ambiente de la producción o la técnica, comenzó desde muy temprana edad con una marcada pasión por la música (la guitarra en mi caso), los sonidos y las emociones que esta transmite. Con los años fue transformándose en un objetivo claro: “no quiero hacer nada más que música en mi vida. Tocarla, grabarla, producirla…lo que sea”.

Luego de muchísimas horas dedicadas a escuchar discos (tuve la fortuna de tener un amigo con un padre dueño de una radio local y una envidiable colección de vinilos), tocar con mis amigos y grabar nuestras canciones (el hermano de nuestro baterista Sergio Manganelli me mostró que había alguien que se ocupaba de todo lo que no fuera tocar la música), me trasladé a Chile a estudiar Ingeniería en Sonido y Acústica en el VIPRO. Finalmente, en el 2001, me instalé en Buenos Aires donde empecé la carrera de Licenciatura en Audiovisión de la UNLa y, al mismo tiempo, comencé lo que sería mi formación sobre el campo laboral real trabajando para Alerta Discos y Proyecto Under con los que hice mis primeros discos incursionando como técnico. Después de eso tuve la suerte de poder ser asistente en El Pie donde encontré el ambiente perfecto para aprender de muchísimos técnicos, artistas y productores, entre los cuales destaco a mi mentor absoluto Mario Breuer. Ahí mismo arranqué a trabajar de técnico/productor, para después seguir en muchísimos estudios de todos los niveles, ya sea en Argentina, Inglaterra, España, Alemania o Italia.

AZ: ¿Te acordás un disco que te llamó la atención a nivel del audio/producción?
A: Ænima de Tool es uno de los discos que disparó en mí la curiosidad nivel conceptual como álbum completo. La profundidad, las capas sonoras, el trabajo artesanal y la composición me hicieron entender la belleza de un disco que no se descubre por completo a la primera escucha, sino que propone un viaje más complejo y satisfactorio cuando lo escuchás una y otra vez.

https://www.youtube.com/watch?v=yCXrgASzf50

AZ: ¿Cuál dirías que es tu búsqueda cómo productor?

A: Siempre trato de ser lo que el proyecto necesita que sea. No siempre soy productor, a veces sólo soy técnico, otras un músico más o un simple fanático de la música. Me gusta que las canciones pasen por mi filtro, me siento parte del proceso en todo momento, siempre encuentro algo de que enamorarme. Es una habilidad que lleva a involucrarme a nivel personal, cuando los músicos sienten que vos estas dándolo todo también están dispuestos a probar distintas cosas o salirse de su zona de confort. Es increíble los resultados que podés obtener cambiando las reglas del juego, probando diferentes técnicas de grabación o mezcla. Me gusta el caos, respeto mucho la espontaneidad, los demos. Me siento súper a gusto en un mega-estudio o en el living de la casa que conseguimos para grabar el disco, no le tengo miedo a no tener el equipamiento más caro. Sólo tendría miedo de no tener ganas de hacer discos. Nuestra profesión tiene para mí una analogía directa con la pintura: podés conmover a una persona indiferentemente del formato en el cual lo hagas, podés pintar con óleo o podés pintar con acrílico, hasta podés pintar con crayones y no por eso tu obra va a tener menos contundencia. Viviendo afuera te das cuenta que tuviste una formación que te permite estar a las alturas de cualquier situación, lo que más rescato de nuestros profesionales es la capacidad de adaptarse a todo y solucionar los problemas en forma creativa y con alto contenido artístico.

AZ: ¿Se tiene en cuenta a la hora de pensar un álbum el hecho de que tal vez el formato en el que más se termine escuchando sea vía streaming por alguna plataforma o la propia descarga de los archivos?¿Afecta al proceso creativo?
A: No creo que afecte el proceso creativo. A la hora de concebir un disco, un EP o un single lo único que tengo en cuenta es que lleguemos a la mejor calidad posible. Por eso, dependiendo del proyecto y el presupuesto, iremos al mejor estudio posible y mantendremos esta premisa en todos los procesos del disco. Siempre me encargo de entregar los formatos más comunes de reproducción ya sea online (incluso formatos de alta definición superiores al clásico 16 bit 44.1khz) o físicamente.

AZ: ¿Un disco o canción que te llena de orgullo haber participado?

A: Hay muchos laburos de los cuales estoy muy orgulloso como El Mar de las Almas de Carajo o La Alegría ha vuelto a la ciudad de Miguel Mateos, pero fueron laburos más técnicos. Como laburo integral de grabar, mezclar y producir te diría Volumen II de Humo del Cairo. Fue un proceso súper natural, grabamos las bases en el estudio Joder de Carajo tocando todos a la vez en la misma sala, las voces en lo de Mario Breuer (quien luego lo masterizó) y lo mezclé en dos días en un estudio que se llama Tigruss, en Gandía, un pueblito cerca de Valencia, como se hacían los discos viejos: una consola Neve, los faders y una tonelada de hardware para jugar. Sin lugar a correcciones, es una foto, un momento.

AZ: ¿Tenés algún disco que volvés a escuchar, tipo oráculo, para inspirarte?

A: Un disco que no me canso nunca de escuchar y continúa siendo una fuente de inspiración a todos nivel es Vagabundo de Robi Draco Rosa, la música, como está construido a nivel sonoro y el cuidado artesanal de los detalles. Es un súper disco latino altamente recomendable.

AZ: ¿En qué proyectos estás trabajando ahora?
A: Acabo de terminar un par de cosas interesante. Revueltas de Pornobot, un dúo guitarra, batería y la locura absoluta; Or i Baladre de Mox Nox (España), una banda del indie valenciano; Lampeduza de José Unidos, muy lindas canciones; RLHBSLCN de Nicolas Behler (Berlín); y ahora estoy empezando a mezclar el segundo disco de Num, una banda de metal de Buenos Aires. También estoy mezclando un show de Zibba & Almalibre (Italia) vivo en Piemonte, masterizando el primer disco solista de Geilo Sosa de Mendoza, y terminado de grabar el tercer disco de mi humilde banda Giles del Interior, la cual comparto con Geilo, Chichi y Andy Villanova.

AZ: Volviendo a las nuevas plataformas y los hábitos de escucha, si tuvieras que darle algún consejo al oyente como para que tenga una experiencia más intensa, ¿cuál sería?

A: Daría dos consejos. El primero sería el comprarse los mejores auriculares posibles y salir a caminar escuchando tu música preferida. No hay nada como escuchar un álbum completo mientras caminás. Y el segundo es ir a ver a los artistas en sus shows, una de las experiencias más intensas que la música te puede brindar.//z