10 – Sometimes I sit and think and sometimes I just sit   – Courtney Barnett

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Una chica de Australia conquista a la crítica con rock alternativo de distorsiones virulentas, un poco de folk y gritos. En el ADN musical de Courtney Barnett encontramos a la Cat Power de los ’90 pero menos angustiada y ronca. Sometimes I sit and think and sometimes I just sit es un disco debut que continúa con el estilo de sus primeros simples: frescura basada en temáticas de la vida cotidiana, una muchacha intensa y una guitarra a tono. ¿Cuántas veces logramos no pensar por un rato? Barnett le canta a una especie de estado de meditación que todo neurótico millennial necesita para sobrevivir a la aceleración de esta época. “Colócame en un pedestal y te decepcionaré” repite mientras un payaso triste es víctima de bullying en “Pedestrian at best”. Tiene furia y no defrauda. A.C.

9 – Uptown Special – Mark Ronson

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El disco de Ronson nos empuja en un gusano de tiempo a décadas que no nos abandonan todavía y que son la tierra fresca en la crece esta era de sintetizadores, rock electrónico y OK Computers donde se reúne nuestro multiculturalismo desbordado. Uptown Special es una bomba musical, un Santo Grial donde no todo lo que brilla es oro sino la perfecta combinación de las partes que al encajar, abren las puertas de una ciudad invisible musical que Italo Calvino nunca visitó, pero hubiera amado y anclado su viaje durante varios funks. G.C.P.

8 – The Book of Souls – Iron Maiden

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En su primer disco doble de la banda, editado luego de 5 años de silencio, Iron Maiden parece querer batir sus propios récords de aguante y supervivencia dentro del mundo del rock, y lo hace con mucha hidalguía y talento. En este nuevo álbum no nos encontramos con revoluciones internas ni con grandes cambios de paradigmas en el sonido ni en la composición ―como toda gran marca, deben reafirmarse en sus formas adaptándose a la época―, pero sí vemos que los muchachos continúan vigentes, componiendo material nuevo de gran calidad, manteniéndose firmes en su lugar luego de 37 años de carrera. ¡Up the irons! J.A.C.

7 – Carrie & Lowell – Sufjan Stevens

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En 2012 Sufjan Steven padeció el acontecimiento más dramático de su vida: la muerte de su madre, Carrie. La pérdida lo trasladó hacía esos recovecos nostálgicos. En especial, el recuerdo de los viajes de infancia, desde su Michigan natal a Oregón. Las tristezas inevitables se canalizaron en una obra de once canciones que retoman la esencia indie-folk del músico norteamericano. Lejos de la electrónica y la grandilocuencia minimalista de Enjoy Your Rabbit (2001) y The Age of Adz (2010), en su séptimo álbum de estudio – que también rinde homenaje a su padrastro – Sufjan rompe el silencio, regresa a las raíces acústicas y nos brinda un tracklist sereno, sincero y repleto de bellezas arduas. W.S.

6 – Chasing Yesterday – Noel Gallagher‘s High Flying Birds
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En Chasing Yesterday, su segundo disco solista, el cerebro y el corazón de Oasis llega a su plenitud compositiva a caballo del inconfundible sello Gallagher: hacer canciones siempre distintas e iguales a la vez. A sus 47 años, el costado cerebral del brit pop avisa que quiere ir para adelante con su fórmula. Oasis sería sólo hacer más billetes de los que se puedan contar. Y Noel está interesado en algo más que eso: quiere que todos sepamos que su canción es siempre la misma. S.R.M.

 5 – To pimp a butterfly – Kendrick Lamar 
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 ¿Por qué el nuevo rey mundial del hip-hop es el señor Kendrick Lamar? Por To Pimp a Butterfly, un álbum lleno de flow picante. Ya desde la tapa el representante de la West Coast  y su crew copan la Casa Blanca. Y no solo en sentido metafórico, hasta Obama dijo que la canción que más le gusto de 2015 fue “How Much a Dollar Cost”. Lamar es sofisticado como  Kanye West y le agregó la pizca gansta que le falta al referente de la East Coast. Por todo esto lo destronó. J.V.

4 – How Big, How Blue, How Beautiful – Florence + The Machine

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How Big, How Blue, How Beautiful halla a Florence Welch nadando en su mar favorito, el de las canciones rebosantes de emoción y dramatismo sin perder un ápice de melodía. Ella  se distingue de sus pares por buscar a través de la melodía cierta ambición que no es para nada deleznable, sobre todo cuando puede equilibrar su tendencia a la profundidad pomposa con flashes de suavidad como en gran parte de este tercer disco. E.P.

 3 – Girls in peacetime want to dance – Belle and Sebastian belle

Girls in peacetime want to dance nos acerca a un pop más ligado al dance de la década del ’80 que al indie que tanto nos fanatizó en los comienzos de la banda con Tigermilk, If you’re feeling sinister (ambos de 1996), o The boy with the arab strap (1998). Esa trilogía inmejorable, que hizo que los medios internacionales los catalogaran como indie pop o –inclusive- pop barroco, posicionó a Stuart Murdoch y a los suyos en los principales rankings británicos. En Girls… se encuentran pequeñas muestras de toda la discografía de la banda. Entonces, ¿es más de lo mismo? ¿Es un rejunte de todo lo que la banda ya hizo en sus casi 20 años de trayectoria? No. Para nada. G.P.

2 – Star Wars – Wilco

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Sin escuchar ni un segundo de Star Wars, el noveno disco de estudio de Wilco, ya se puede presentir que algo particular encierra; que si los creadores de discos tan disímiles entre sí pero a la vez tan, bueno, tan wilquenses, tiñeron de sorpresa y peculiaridad a su primer álbum en cuatro años, no queda otra cosa que presionar play y sacarse la curiosidad. 75 segundos le basta a Star Wars para sostener que estamos ante el álbum más lúdico y divertido de la discografía de Wilco. Este disco constituye un trabajo ameno y fresco que le otorga una pizca de rejuvenecimiento a una banda que sigue acumulando kilometraje en su carrera. E.P.

1 – The Magic Whip – Blur

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Lo más importante no es que The Magic Whip sea un disco consistentemente bueno, sino que sin duda suena como el mejor Blur. Y el mejor Blur siempre sonó a la tensión y/o armonía entre Albarn y Coxon, las dos patas creativas del grupo. En ese tándem entre tensión y armonía siempre salieron discos variados que apuntaban a muchos lados a la vez, con diversos resultados. Y allí otra particularidad de The Magic Whip: es consistente pero heterogéneo, en el que las influencias que acarrean tanto Albarn como Coxon dialogan en vez de discutir. E.P.//∆z

Textos de: Ayelén Cisneros, Juan Alberto Crasci, Emmanuel Patrone, Gabriela Clara Pignataro, Gonzalo PenasSebastián Rodríguez Mora, Walter Sosa y Joel Vargas.