En su disco debut, Las Diferencias le escapan a todos los rótulos y se despachan con un álbum demoledor.

Por Joel Vargas

¿Por qué los periodistas nos empecinamos siempre en querer clasificar a las bandas y en delimitar sus sonidos? Es simple, para encasillar y situar a un artista en un colectivo determinado y poder “vendérselo” de la mejor manera posible al oyente. Es más, hasta cuando uno de nosotros impone una etiqueta a un músico, los demás por lo general la siguen usando. Eso es lo que está pasando con Las Diferencias, banda oriunda de Caseros, Provincia de Buenos Aires. Muchas reseñas la señalan como stoner, quizás por los riffs bien densos que usan o porque el comandante Sergio Ch. fue el productor de No Termina Más, su disco debut. La verdad es que esa etiqueta les queda chica, son modernos y anacrónicos a la vez. Tienen identidad propia, saben manejar bien los climas y maximizar sus recursos musicales, algo difícil de lograr en una primera producción discográfica.

Es complicado elegir una sola canción y destacarla por sobre el resto. Están todas entrelazadas por una atmósfera oscura. Un ejemplo es“No termina más”, canción que le da nombre al álbum: Andrés Robledo, científico oscuro, cruza de guitar hero y blusero empedernido, hace de las suyas con su viola y mantiene un diálogo dialéctico con el bajo bien gordo de Alejandro Navoa. La síntesis llega casi al final, en la explosión de la batería de Nicolás Heis. Otro ejemplo: “Por qué he llegado aquí?” Un folk bien siniestro que tiene de invitado en armónica y guitarra acústica a Sergio Ch.

No termina más, candidatazo a disco del año, tiene un concepto integrador: el comienzo de una nueva etapa y lo que conlleva. Estar a la altura de las circunstancias o escaparse. Una disyuntiva que se refuerza con el sonido, una radiografía de Buenos Aires. Las Diferencias se meten en la piel de Ezequiel Martínez Estrada, famoso ensayista argentino. Una simbiosis que da como resultado a un monstruo sonoro que describe con cada nota las calles y la fauna de la ciudad.

“Hace tiempo que espero lo que está viniendo” canta Robledo en “Está viniendo”, esa frase es una declaración de principios. ¿Qué es lo que está viniendo? El rock, la bendita distorsión, o como diría Ricardo Iorio “las plateadas cruces de Black Sabbath y su resplandor”.//z

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