La pantalla grande brilló más que nunca con estrenos nacionales e internacionales. Vaya esta lista, seleccionada por nuestra redacción, a modo de muestra de lo que fue un gran año para el cine.

Gilda: no me arrepiento de este amor

Muñoz decide empezar a contar la historia desde el final. Decisión acertada, pues todos sabemos cómo termina el cuento: con un accidente en el kilómetro 129 de la ruta 12. El plano fijo, prolongado en el tiempo, permite ver el ataúd de Gilda rodeado de gente dolida por su muerte. Son muchos y no les importa caminar bajo la lluvia, rodean su cuerpo, no la abandonan. ¿Cómo se construye un ícono popular? ¿Cómo construirlo desde el cine? La codirectora de Yo no sé qué me han hecho tus ojos, documental sobre la vida de otra cantante, Ada Falcón, responde con ese primer plano: Gilda es Gilda junto a su gente.

Sujeta a un orden patriarcal dictado por maridos, padres, empresarios, representantes, la de Gilda no es la historia de una mujer que triunfa, sino la de una que se construye. El escenario en el que acontece la revolución es el cuerpo, la mirada y la voz de una Natalia Oreiro que alcanza la cúspide de su carrera actoral y entrega una Gilda a la vez tierna y sensual, tímida y apasionada. Así como veinte años después de su muerte temas como “Paisaje” y “Corazón valiente” siguen vigentes, es cuestión de tiempo que Gilda: no me arrepiento de este amor pase con justicia a formar parte del reducido grupo de clásicos del cine argentino. Martín Escribano

The Witch

En el folclore, el bosque ha estado siempre asociado al secretismo, al rito iniciático, al lugar mágico, al territorio de lo sagrado y lo demoníaco. El debutante Robert Eggers logra darle un giro a la convención haciendo que La bruja se despegue de las típicas películas de horror para convertirse en un drama histórico con tintes terroríficos. Aquí el hogar da más miedo que la intemperie. La amenaza es el orden familiar y no el caos salvaje. El microcosmos de la familia de William y Katherine pinta a una sociedad que no tiene con qué hacerle frente a esa tierra bárbara, y por lo tanto impura. Si la religión es el arma con el que combatir contra lo indómito del nuevo continente, el tiro sale por la culata. El supuesto mal expulsado es en realidad intrínseco y como tal imposible de extraer. Los mecanismos destinados a anularlo lo fortalecen y al volver, sus efectos son demoledores.

Se podría decir que La bruja forma parte de aquellas películas “inspiradas en hechos reales”, pues el propio director se basó en documentos históricos y actas judiciales del siglo XVII para armar sus brillantes diálogos y construir sus personajes, de ahí su subtítulo: A New England Folktale. Lo que es seguro es que sus atmósferas opresivas y hasta claustrofóbicas cuentan la historia un germen. Aquellas colonias puritanas de Nueva Inglaterra son los Estados Unidos antes de ser los Estados Unidos. Resulta curioso (o no tanto) que el género que mejor se adecúe para narrar la simiente de lo que hoy es la potencia admirada, el país que marca la norma, sea el terror. Martín Escribano

Spotlight

Esta película ganó, además de Oscar a Mejor película, el SAG (el premio del sindicato de actores) al mejor reparto, lo cual ha sido un acierto al tratarse de una película que no tiene un protagonista definido. Aquí lo que importa es el trabajo codo a codo, el esfuerzo de cada uno para que triunfe el conjunto. El film cuenta la historia de un grupo de periodistas del Boston Globe que desenmascaró casos de pederastia en la Iglesia Católica en el 2002. Sin escenas rimbombantes ni héroes ensalzados ni víctimas humilladas, la sobriedad de Spotlight la hace grande. Se percibe en ella un homenaje al mejor periodismo de investigación, aquel que se resiste a los embates del poder con tal de pronunciar su verdad. Mark Ruffalo, Michael Keaton, Rachel McAdams, John Slattery, Brian d’Arcy James, Liev Schreiber, Billy Crudup, Stanley Tucci… todos entregan actuaciones de nivel. Thomas McCarthy confirma, como lo había hecho con The Visitor en 2007, que es un director necesario, de esos que apuestan al valor de la palabra. Al igual que Todd Haynes, McCarthy confía en el espectador. No es poco viniendo de Hollywood. Martín Escribano

The Revenant

The Revenant está basada en la novela homónima de Michael Punke y narra la historia de Hugh Glass, un trampero norteamericano que conocía a la perfección los peligrosos territorios del país de principios del siglo XIX acechados por distintas tribus indígenas. En manos de Iñárritu el film se convierte –fiel a su tradición- en un feroz retrato sobre el dolor y el sufrimiento humano, con la venganza como motor de la historia a partir de que Glass (Leo DiCaprio) es atacado por un oso Grizzly y, moribundo, abandonado por parte de su grupo de compañeros de caza. Pero más allá de ese recurso que en cine nunca falla, la película concentra un poder artístico descomunal a partir de varios planos secuencia rodados absolutamente con luz natural en paisajes de imponente belleza (algunas de las locaciones incluyeron Ushuaia, Tierra del Fuego) y un trabajo de fotografía sublime por parte de Emmanuel Lubezki. Y las actuaciones, claro: una inolvidable interpretación de Tom Hardy como el siniestro John Fitzgerald y Leo DiCaprio, quien con su rostro super expresivo y escupiendo bronca con ojos inyectados en sangre, finalmente ganó el merecido Óscar como mejor actor principal. Matías Roveta

Tangerine

Todos tenemos celulares, todos podemos filmar. No todos podemos ser tan buenos directores como Sean Baker. El responsable de Starlet decidió filmar su última película con un celular y a pulmón, en la calle y con varios actores no profesionales. El resultado es asombroso. Tangerine es una película trans no porque su protagonista sea travesti sino porque no se ajusta a los cánones de Hollywood pero tampoco a las fórmulas del típico cine independiente norteamericano.

A través del iPhone 5s, la ciudad de Los Angeles parece incendiarse. Se impone un amarillo saturado, omnipresente, que dota a la imagen de un carácter  infernal reforzado tanto por sus criaturas (travas, prostitutas obesas, proxenetas, adolescentes borrachos, viejos putañeros) como por la locación elegida: es la parte de la ciudad menos vistosa, donde ocurre lo que no debe verse. Baker logra que la calle hable por sí sola. Además de la jerga (whitey, raw fish, bitch, negro), los travellings nos ponen ahí junto a Sin Dee, con el paso veloz marcado por la necesidad de venganza y codo a codo con la menos dramática Alexandra, que lo único que quiere es que la vean cantar en un bar. Su show es, quizás, la mejor escena de la película y uno de los pocos momentos en los que la cámara se detiene. Si el género navideño es un clásico contado una y mil veces, Sean Baker le ha sabido dar una vuelta de tuerca sin traicionar la máxima del amor al prójimo, aunque el prójimo tenga nombre de princesa, use peluca, maquillaje, minifalda y le cuelgue un pito entre las piernas. Martín Escribano

Carol

Con una Cate Blanchett, para variar, fantástica y una Rooney Mara (The Social NetworkHer) que sigue demostrando su versatilidad, la pareja que conforman Carol Aird y Therese Belivet quedará en la historia del cine grande. Ocurre que el amor entre estas dos mujeres se apoya en el amor que les tiene su director Todd Haynes (I’m Not ThereVelvet Goldmine), que ha sabido poner en imagen la siempre turbulenta fuerza del deseo sin dejar de lado la frialdad que caracteriza a la literatura de Patricia Highsmith. Lo de Ed Lachman en la fotografía es memorable, sirviéndose del fuera de foco y de los reflejos para representar ese otro mundo al que acceden Carol y Therese cuando se encuentran. Se respira en la atmósfera una suerte de erotismo noir extremadamente particular. El uso dramático del sonido también se destaca y Kyle Chandler, como el marido de Carol, entrega uno de los mejores papeles de su carrera. Injustamente relegada de la nominación del Oscar, Carol fue de lo mejor de 2016. Martín Escribano

La larga noche de Francisco Sanctis

¿No se hicieron muchas películas que tienen como contexto la última dictadura cívico-militar? Este film, dirigido por Andrea Testa y Francisco Márquez, nos demuestra que aun se le puede dar una vuelta de tuerca. Un tipo común con un pasado revolucionario se encuentra con una vieja amiga que le deja una información difícil de olvidar: a dos personas (y le anota los nombres) las van a ir a buscar y los van a matar o desaparecer. Qué hacer con eso se convierte en la obsesión de una noche terrible para Francisco. La oscuridad de los planos y  la cámara que acompaña la angustia y el miedo del protagonista, que deambula por una Buenos Aires fantasmagórica, nos sumergen en una atmósfera asfixiante. Esta película ganó el BAFICI del 2016 y es una adaptación de un relato de Humberto Constantini. Lo políticamente correcto choca con visiones egoístas y ocurre un dilema moral: ¿meterse o no meterse? En esa disyuntiva navega la historia que nos sumerge en algo que es tan vívido, tan potente, tan real que es difícil no sentirse interpelado. Ayelén Cisneros

Deadpool 

Qué decir de Deadpool, acaso la película “de superhéroes” más sarpada (y hasta vulgar) que se haya visto. Con un tono distendido que va mucho más allá que el que entregó Marvel con Guardianes de la galaxia y Ant-Man, Deadpool opta por potenciar la autoparodia, romper la cuarta pared repetidamente, bardear a su propio estudio ya desde los créditos iniciales y abrazar de a ratos el slapstick violento y el gore. Lo de Ryan Reynolds hace acordar de a ratos al Jim Carrey de La máscara o Ace Ventura. Así como Iron Man y Robert Downey Jr. se llevan de maravillas, el papel de Wade Wilson le calza a la perfección y lo redime del bochorno que fue Linterna Verde. Morena Baccarin (la Sra. Brody de las primeras temporadas de Homeland) sorprende como el interés romántico del antihéroe. El director Tim Miller, que viene del mundo de los cortometrajes, sale victorioso de su ópera prima pero deberá estar atento pues la constante autorreferencia resulta un tanto abrumadora. La secuela, que ya tiene fecha para el año que viene, va a necesitar innovar si pretende salir airosa. Martín Escribano

Right Now, Wrong Then

La que se llevara el Leopardo de Oro y el premio al mejor actor en el último Festival de Locarno cuenta la historia de un director de cine que conoce a una pintora en un centro turístico. Hay una salvedad, y es que veremos el mismo encuentro dos veces: en el primero todo será una pose, en la segundo reinará la sinceridad. Con pocos cortes y nutrida en diálogos banales, Hong Sang-soo se interesa más en el detalle que en lo que dice tal  o cual personaje a excepción de esos momentos, contados con los dedos de una mano, en las que se alude al mismo Hong Sang-soo como director y al público como espectador. El ejercicio es válido: Right Now, Wrong Then más que una película parece, de ratos, una tomada de pelo. Y quizás lo sea. Martín Escribano

El Ciudadano Ilustre

Cohn y Duprat lo hicieron de nuevo. Otra vez mediante el humor dejan en evidencia la grieta que separa a la Argentina desde los comienzos de la Revolución de Mayo. En El hombre de al lado 2009) exploraron la relación de dos vecinos que venían de universos diferentes. En El Ciudadano Ilustre  dejan en evidencia una de las obsesiones recurrentes de los amantes de nuestro arte: el nobel literario. Nunca un argentino pudo ganarlo, candidatos sobraron y César Aira es la última esperanza. La pareja de directores crea a Daniel Mantovani, el primer nobel literario argentino. El Ciudadano… cuenta como Mantovani regresa a su pueblo natal, Salas, para que le hagan un homenaje. Todas sus novelas transcurren en esa localidad. Ya en Salas el pasado del consagrado escritor no para de volver y se ve envuelto en una trifulca con sus detractores. Cohn y Duprat, como ya lo instauró Sarmiento, muestran la civilización y la barbarie del ser nacional. Una conjunción que siempre se leyó como una disyuntiva. Una cosa o la otra, una falsa dicotomía. En realidad son dos caras de la misma moneda: Argentina. Joel Vargas

Room

Una planta moribunda, una silla, una alfombra, un inodoro, una araña, una mesa, una serpiente hecha de cáscaras de huevo. Cosas que no forman parte del mundo sino del cuarto en el que Jack ha vivido desde su nacimiento hasta el día de la fecha: su cumpleaños número cinco. Poco después, la irrupción de un ratoncito y un episodio violento entre mamá y Old Nick vendrán a quebrar la visión del mundo (perdón, de la habitación) de ese pequeño Sansón que es Jack. Mamá confiesa: Nick me raptó hace siete años y desde entonces me (nos) tiene en cautiverio. El miedo en la cara de Jack no resulta de la compresión del mal o de la historia del secuestro sino del hecho de que hay una salida. Existe la posibilidad de un afuera, se puede salir, es posible separarse. Basada en la novela homónima de Emma Donoghue, aquí guionista, Room no sería la película que es de no ser por sus actores. La interacción entre Brie Larson, que venía pidiendo pista desde Short Term 12 y el jovencísimo Jacob Tremblay es inmejorable. Lo mismo puede decirse de la gran Joan Allen (para muchos apenas la Pamela Landy, de la trilogía Bourne) y William H. Macy (FargoBoogie Nights y un largo etcétera) como la pareja de abuelos más verosímil de los últimos años. Martín Escribano

Sully

“El factor humano” sería un acertado título alternativo para la versión Eastwood de la historia de Chesley “Sully” Sullenberger, piloto delvuelo 1529 de US Airways que el 15 de enero de 2009 logró algo inédito en la historia de la aviación: un aterrizaje de emergencia sobre el río Hudson sin víctimas humanas. Apelando a una economía narrativa envidiable, Clint retorna un poco a la Dirty Harry de principios de los 70, pues es el propio Sully, tildado por la prensa como el “héroe del Hudson”, el que se vuelve contra una Comisión de Seguridad Aeronáutica que busca probar el error humano con el fin de ahorrarse pérdidas millonarias. ¿El cumplimiento del deber hace al héroe? ¿Héroe se nace o se hace? Preguntas que atraviesan gran parte de la filmografía de Eastwood y encuentran en Sully un medio casi perfecto para expresarse, agigantando, de paso, la leyenda de Tom Hanks. Martín Escribano

La Flor

La última película del director de Historias extraordinarias es una obra odiseica que se comenzó a filmar en 2009 y que tiene como saldo un conjunto de actrices del teatro independiente que representan seis historias distintas nucleadas en tres partes. La primera de ellas tiene una duración de tres horas y media. Esta ambiciosa obra se encuentra estructurada de forma tal que si se quisiera explicar en un diagrama, formaría una flor. Es decir, un relato empieza y termina mientras que el siguiente comienza a mitad de camino del anterior hasta que el film se termina cerrando sobre sí mismo. No existe ningún tipo de relación entre cada una de estas partes, ni causales, ni temporales. Lo único que se sostiene en cada capítulo son las actrices que interpretan estas historias. Pilar Gamboa, Elisa Carricajo, Laura Paredes y Valeria Correa son de alguna manera los únicos puntos de contacto visibles en toda la obra, lo demás es eclecticismo e hipérbole, procedimientos fundamentales de la narrativa de Mariano Llinás. En el mundo cinematográfico de este director, podemos estar en un momento sumergidos en un paisaje sanjuanino pintado de esoterismo y espíritus mientras que una hora más tarde nos trasladamos a Mar del Plata, donde una historia de amor es interpretada por una pareja de cantantes estilo Pimpinela. Ignacio Barragán

Rogue One

Cuando llega diciembre ya sabemos que además de Navidad y Año nuevo tenemos una nueva entrega del Universo Star Wars. Por lo menos va a ser así por un par de años más, al parecer hasta el 2020. Disney se está superando película a película. Episodio VII: El Despertar de la Fuerza puso la vara muy alta, era muy difícil superarla pero Rogue One lo logra. Esta última producción es el eslabón perdido. Cuenta lo que Episodio IV esbozaba en un párrafo del texto inicial: cómo un grupo de rebeldes robó los planos de la Estrella de la Muerte. Entonces, funciona como un Episodio 3,5. La saga parece no tener límites y los nuevos personajes se acoplan perfecto a su mitología. La intensidad del relato va creciendo minuto tras minuto, hay acción sin límites -una de las escenas del final parece el desembarco en Normandía-. Rogue One es una prueba de que se puede hacer una Star Wars sin un Skywalker como héroe, pero no puede no estar la Fuerza. La energía que está diseminada por todo el universo. Joel Vargas 

La luz incidente

De La luz incidente impacta su apuesta por la opacidad, su disposición a generar cierta confusión. Sin embargo, esto no aparece como un acto de modernidad o un gesto de irreverencia estilística. Si no como un rasgo constitutivo de la trama que se desprende del propio conflicto que atraviesa a su protagonista; de esa atmósfera enrarecida que dinamiza la narración y hace eje en el estado de shock latente en los 95 minutos que dura la película. Aquí lo anecdótico (lo inexpresado de un duelo por un marido y un hermano muertos) reposa enteramente en el cuerpo de Erica Rivas, en su economía gestual, en su manera de observar el mundo con una mirada extrañada. En ese sentido, recuerda a los extravíos existenciales de las heroínas (encarnados por Mónica Vitti) que pueblan la Trilogía de la Incomunicación de Antonioni. Y de manera sutil, el tercer largometraje de Ariel Rotter sugiere, a partir de un trauma individual, la lectura tangencial de los avatares sociopolíticos de una argentina particular; la de los transformadores y revulsivos años sesenta. Eduardo Benítez

Into the inferno

Herzog se unió con Netflix y lanzó Into the inferno, un documental en el que se muestra la vida que llevan a cabo las comunidades que se asentaron alrededor de los volcanes en actividad más peligrosos del mundo. En un viaje por la isla de Vanuatu, en el Pacífico, Islandia, Corea del Norte y Etiopía, el director alemán documenta la cultura que se formó alrededor de ellos. Conocemos, por ejemplo, a través de la intervención del vulcanólogo Clive Oppenheimer, la reverencia que le tienen los habitantes de Vanuatu al volcán y la adoración especial por un dios llamado “John Frum”, un viajero estadounidense que durante la Segunda Guerra Mundial llegó a la isla y se fue con la promesa de regresar con varios regalos para las tribus originarias del lugar. Desde entonces, la gente lo espera como a un verdadero Mesías  y cree que dentro del volcán habita su espíritu. Se trate tanto de osos salvajes, pinturas rupestres, corredores de la muerte o científicos de la Antártida, Herzog tiene la sensibilidad para que cualquier tema nos interese con el mismo énfasis. A través de los personajes de su filmografía, tanto de ficción como documental, Herzog indaga en los rincones oscuros y luminosos del ser humano, una tarea que asume con maestría en cada nuevo trabajo que emprende. Alejo Vivacqua


The propaganda game

Si uno googlea Corea del Norte, lo primero que encontrará será información sobre ejecuciones a opositores, posibles pruebas nucleares o misiles de diverso tipo. Y muchas veces Estados Unidos, país que se ha mostrado muy preocupado por lo que haga o deje de hacer su lejano vecino asiático desde el conflicto bélico que lo dividió para siempre entre 1950 y 1953. El realizador español Álvaro Longoria se hace cargo del imaginario que hay alrededor de este país,  sus habitantes y de sus líderes, tildados de mesiánicos: el “Presidente eterno” (sic) Kim Il-Sung y el actual “Líder Supremo” (sic) Kim Jong-Un, hijo de Kim Jong-Il. Tomando como narrador a Alejandro Cao, el único extranjero que forma parte del Gobierno Comunista Norcoreano, este documental muestra imágenes exclusivas en el lugar. Una rareza. Uno ve hermosas ciudades, museos, templos, iglesias y escuelas. Y, sobre todo, una cultura diametralmente opuesta a la occidental. Es imposible mantenerse indiferente luego de sus 98 minutos de duración. Funciona como un notable entrecruzamiento para pensar el juego de la política, la manipulación informativa y la opinión pública en tiempos post Guerra Fría. En un recorrido absolutamente prefigurado por las autoridades, el documentalista recorre estas tierras, cámara en mano, e intenta retratarla. Al mismo tiempo, se enciman voces críticas con la supuesta Dictadura Totalitaria e imágenes de ciudadanos que se muestran felices y libres.  Es probable que, luego de verla, uno termine con más preguntas que respuestas. En este caso, esto no es para nada un defecto. Ambas posturas se intercalan todo el tiempo generando un balance notable que impulsa a que el espectador saque sus propias conclusiones. Pablo Díaz Marenghi