Seguimos con nuestro homenaje a Pappo, y esta es la segunda parte de nuestra selección de las 20 mejores canciones del Carpo. Repetimos: la elección no fue nada fácil, y eso es una gran prueba del talento inmenso que tenía. Su legado es una discografía imprescindible e inigualable en el rock argentino que hay que revisitar una y otra vez. 

Mirá Las 20 mejores canciones de Pappo (Parte I)

“Abelardo el pollo” – Pappo’s Blues Volumen IV (1973)

Quizás en este mundo hiperconectado Abelardo no se sentiría tan mal, y postearía algunos de sus malestares en las redes sociales. Y por suerte las frases de Pappo todavía no se pasean por Facebook cuál “Pappo anda diciendo” o “Me lo dijo el Carpo”. “Abelardo el pollo” haría furor entre tanto existencialismo falopa y citas dudosas: “No sufras más Abelardo, para todos es igual, solamente que las cosas, hay que saberlas tomar. Infeliz”. Pero la fuerza de la guitarra te pasa por arriba y todas las ideas estúpidas se ponen en stand-by, sólo por un rato. Gabriel Feldman.

“Completamente nervioso” – Aeroblus (1977)

Más que blues, lo del trío Castelo-Medina-Napolitano es metal fundido con el cosmos. No sólo por lo que toca el Carpo y sus amigos en el único disco del grupo, sino también por algunas de las letras. “Completamente nervioso” le habla al oyente de Usted. La contradicción es paradojal: una canción que se llama así y comienza con un sugerente “Cuando tenga algún problema/ si algo le funciona mal/ si se dio cuenta que es falta de velocidad…”, casi como si recetara un medicamento. La estrofa inicial se completa con el inefable verso “en verdad usted tendríase que haber dado cuenta antes”. Pappo no te da la cura, sino que te manda a pensarlo por vos mismo: date cuenta y si es antes, mejor. La segunda estrofa va del “todos” (“Si somos todos iguales/ unos vienen y otros van”) al individuo: Pappo sale con una reflexión tan incendiaria como el solo de guitarra (“pero yo sin ser el mismo/ equivoqué/ y ahora estoy aquí observándome/ sin saber dónde meterme”). Es decir… ¡el nervioso era él! Pero tranquilos: Aeroblus le devolvió la velocidad al Carpo y, de seguro, algo de calma. Suena a autoexorcismo con las luces altas encendidas. Santiago Segura.

“Ruedas de metal” – Ruedas de metal (1981)

Quién pudiera hoy autoproclamarse como “nosotros, los reyes de este pesado rock” como hacía Riff en su carta de presentación. Primer tema de su primer disco y ya sabían qué les esperaba. La frase, una canchereada en la senda de “Seru Giran, buena música… pero no es rock”, tiene que ver con la histórica conservación rockera de Pappo, bastante tonta, pero que aquí dio sus frutos: fue uno de los períodos más inquietos de su carrera. El metal de Riff era glamoroso y pop y el sentido de banda era notorio, desde la composición hasta la disposición escénica del cuarteto. Riff sí podía afirmar que estaba en sintonía con cierto tipo de rock pesado y aun hoy, su sonido es fresco y rastrero por igual (esas guitarras… Pappo con un ladero quizá destacaba aun más). Pero ellos creían ser la única banda de rock, los que estaban alerta. Su visión de la situación interna era esclarecedora: “Aquí no hay estaciones de comunicación/ y está un poco difícil, interceptar el sol”. Maldito genio Pappo, que en el final del tema (y luego de rodeos musicales varios, incluido el recomienzo desde cero tras un interludio extenso con solos de todos los instrumentos), encima, ¡se pone socialista!: “Todo lo que tengo, no te lo voy a dar/ pero compartiremos, por lo menos la mitad”. Santiago Segura.

“Macadam 3…2…1…0…” – Macadam 3…2…1…0… (1981)

La versión argentina de AC/DC o esas dosis de “Rock metálico” que vino a romper con la monotonía del pop, el new wave y la música disco. Riff -con la campera de cuero y las tachas como estandarte- fue La Pesada del Rock and Roll de los ochentas y Pappo supo construir -junto con Peyronel, Boff y Vitico- un engranaje inoxidable del rock más duro e innovador. “Macadam…” se convirtió en uno de los temas más coreados por los fanáticos y no hay quien no recuerde su “3…2…1…0…” de su estribillo. “Ahogado en una ciénaga de macadam” sintetiza el espíritu riffero: banda sonora de cientos de motoqueros y habitúes de las rutas nacionales. Motores, viajes y fierro: la ideología Riff en su máximo esplendor. Pablo Díaz Marenghi.

“Susy Cadillac” – Contenidos (1982)

A principios del 40’ Divito subía al podio para siempre a sus “Chicas”. Las féminas de Rico Tipo, esas pinup provocaron en el seno (sic) social revuelos y adhesiones, destaparon piernas antes de la revolución sexual de los 60’. Cada época expía sus tabúes y fantasías a través de la grieta que aparece en el paredón de las prohibiciones. Veinte años después, Acuario, Hendrix, dictadura, hippismo y metal mediante; Pappo devuelve en cada riff otra imagen de mujerona. Si la chica Divito tiene curvas, la chica Napolitano las acelera en 5ta, con el pelo suelto y platinado. Lejos de su casa y yendo a ningún lugar. Susy tiene una billetera que mata galán, tiempo vacío, y los 80’ inyectados en las venas. Una foto saturada en rojo, olor a cuerina recalentada por el sol, llevándose por delante alambrados. Ella se convierte en auto, en máquina, en carrocería con las luces en alta como ojos bien abiertos que no quieren descansar. Mientras tanto arriba Riff debajo hordas de estómagos cromados, testosterona motorizada, Susy les gusta porque también son ella, objeto de deseo deseante: en el medio de la noche, todos quieren ser su cabeza con el pelo suelto al viento que no tiene ley. Gabriela Clara Pignataro.

“Maquinación” – Contenidos (1982)

Pappo volvió de Londres con la cabeza rota por la música, y muchos, muchos discos. En Riff, su nuevo proyecto, plasmó el sonido filoso del primer heavy metal, especialmente del inglés. Judas Priest, Iron Maiden, AC/DC, cuero, tachas, mujeres, motores y sobre todo, mucha velocidad. Todo esto se puede escuchar claramente en “Maquinación”, uno de los emblemas de Contenidos, el mejor disco de Riff. Un tema que desde el principio, con aquel riff machacoso tan característico del genero seguido de una batería imparable, sabemos que nunca va a bajar su velocidad. Como tomar la ruta solitaria y darle a fondo, “Maquinación” es una canción que no da descanso y es puro placer sonoro y pesado. Nahuel Ugazio.

“Blues local” – Blues local (1992)

El disco Blues Local fue la vuelta de Pappo a lo masivo. La canción que  asocian los amantes de la música atp al Carpo es “Mi vieja”. Fue escrita por Sebastián Borensztein, el hijo de Tato Bores, para que sea la cortina del programa de su padre: Tato de América. El Carpo siempre renegaría de eso. Pero el tema que los amantes de Pappo recuerdan de ese disco es, justamente, el que le da el nombre. Un tributo a los viejos bluseros y a los pioneros del blues en Argentina. Noche de amigos, guitarras y alcohol. Al año siguiente Pappo fue invitado por una de las leyendas del género: B.B King, para que toque con él en el mítico Madison Square Garden.  “Sin él, Argentina ya no será lo mismo para mí. Era el mejor guitarrista de blues de Sudamérica” dijo King cuando se enteró de la muerte de su amigo. Talento internacional. Joel Vargas.

“Sube a mi Voiture” – Zona de nadie (1992)

Janis Joplin whisky en mano, Pappo invitándola a rodar. Epic moment para el blues, imaginado. ¿Sería Jenny, una Janis conversa al monoteísmo fierrero que sólo responde ante el brillo divino de ese símbolo de la paz que corona los Benz? Si los diamantes son los mejores amigos de las material grrls, en los 90’s miamizados la Voiture es una vacación en San Clemente oponiéndose a una postal de palmeras anaranjadas en Florida. Pappo no puede entender que una chica de Paternal (sólo por imaginar) se pasee por Charcas, bronceada en invierno con el codo en la ventanilla baja. Cada vez más lejos del barrio adentrándose en un paraíso de tapizados que huelen a nuevo, esa lisergia que no tiene lo usado. Si Pappo hubiera conquistado a Joplin, síntesis de la controversia: Dios no regala autos, pero la Voiture le hubiera prestado para dar vueltas por la ciudad y al final del día comprar una TV para ver a San Lorenzo campeón. Tal vez en el afterlife estén ajustando cuentas, componiendo algo. Mientras Jenny, todavía se sube a los Mercedes Benz en el barrio de Belgrano con un caniche ladrando desde su cartera. Gabriela Clara Pignataro.

https://www.youtube.com/watch?v=eIlFqZiyA9Q

“Que sea rock” – Que sea rock (1997) 

Esta declaración de principios pertenece al último gran disco de Riff, el rock como el santo grial, la respuesta a todo. “Que sea rock” demuestra la capacidad del Carpo de naturalizar palabras y frases que generan, a priori, extrañamiento en una letra de rock and roll: “menester”. Otro gran ejemplo también está en ese álbum: “No obstante lo cual”.  No hay que olvidarse que Pappo se encuentra en un top ten que encabeza el Diego, los grandes hacedores de frases populares de Argentina. Además de su gran talento, también extrañamos su poderosa verba. Joel Vargas

“Katmandú” – Buscando un amor (2003) 

Pappo supo construirse un traje de tipo pesado, osco, metálico. Sin embargo, quienes lo conocieron suelen contar que detrás de toda esa coraza se escondía también un ser sensible y creyente del amor. Prueba de ello son algunas de sus melodías como “Katmandú”, del último disco que editó antes de morir, Buscando un amor (2003). “Voy de viaje a Katmandú, el viaje no es lo mismo se ni estas tu” canta Pappo con bongoes, violines y guitarras acústicas de fondo. Quien diga que Pappo era un cuadrado o que no salía de las escalas bluseras, que indague un poco en su discografía o escuche piezas como “Katmandú” cuya orquestación escapa a cualquier molde de la monotonía rockera actual. Evitando el ablande, el Carpo supo eternizar su canto al romance y al encuentro de dos almas que ya no querrán separarse jamás. Pablo Díaz Marenghi.