Pearl Jam, en vísperas de su vigésimo cumpleaños, editó un disco en vivo impecable, con hits de ayer y de hoy.

Por Joel Vargas

La ya mítica banda de Seattle cumple veinte años de vida. En todo ese tiempo convivió con la fama y con la industria musical de diversos modos: Desde un álbum debut impresionante, lleno de críticas positivas, hasta enfrentamientos con la prensa especializada. También fue a juicio con Ticketmaster por el precio de las entradas en sus shows y se dio el gusto de ser banda de Neil Young en el disco Mirrorball. Sufrió la desgracia de que murieran nueve fans en el Festival de Roskilde (ese trágico hecho hace que casi se separen). Durante los diez primeros años tuvo el síndrome Spinal Tap de los bateristas y hasta llegaron a editar sus propios Bootlegs de las giras.

En estos veinte años, Pearl Jam sacó excelentes discos, uno mejor que el otro, desde el oscuro Binaural (2000) pasando por el íntimo No Code (1996). Con el tiempo, parece que fueron convirtiéndose en una suerte de Rolling Stones de la generación ´90, ya que Pearl Jam no tiene fecha de vencimiento y parecen cada día más jóvenes. Aunque lo que los hace únicos en verdad son sus presentaciones en vivo, donde los temas suenan más rabiosos y la voz de Vedder hipnotiza. Hace casi seis años tuvimos la suerte de tenerlos en Argentina. En aquellas dos fechas del primaveral noviembre, el amor entre el público y la banda se imprimió a primera vista y, desde ese año, siempre se rumorea que vuelven. Todo esto nos sirve de excusa para hablar del disco nuevo en vivo, Live on Ten Legs. A no confundir con su anterior disco oficial en vivo, Live on Two Legs, aunque desde el arte de tapa hasta su nombre, es la perfecta continuación de la producción del año 1998.

Ten es un nombre y un número que Pearl Jam lleva marcado a fuego en su carrera. Su gran primer álbum se llama de ese modo y ellos son cinco miembros oficiales. Si se hace la cuenta, dos pares de piernas por cada uno de ellos te da “Ten Legs”. Este nuevo disco nos acerca dieciocho temas que fueron grabados durante los años 2003 y 2010. La devoción de sus fans y la comunión de la banda con el público se escuchan entre tema y tema o en cómo la gente acompaña a Vedder cantando las canciones (en “Animal” hasta llegan a taparlo).

No llaman la atención los dos covers que dicen presente en la lista de tracks: “Arms Aloft” de Joe Strummer & The Mescaleros (la segunda banda que tuvo el cantante y guitarras de The Clash) y “Public Image” de PIL (Public Image Limited, segunda banda de Johnny Rotten, cantante de los Pistols). En el crisol de géneros que supo conciliar durante toda su carrera, Pearl Jam tributa al punk elaborado (que algunos llaman post-punk), codeándose con el folk-rock y el grunge.

La selección de clásicos de la banda como “Jeremy” o “Alive” se amalgama con temas de Backspacer (2009): “The Fixer”, “Just Breathe”, “Got Some” y “Unthought Known”. Esto demuestra la vigencia de una banda que nunca se oxida, siempre fresca, siempre actual. Las guitarras de Micke McCready y Stone Gossard dialogan todo el tiempo en una relación dialéctica, con punteos virtuosos y riffs exactos. Mientras Jeff Ament hace lo que tiene que hacer: construir una pared sonora para que Matt Cameron lo acompañe con potencia y solvencia detrás de los parches. Eddie Vedder cada día canta mejor, comparándose a un buen vino. Su voz te sumerge en viajes introspectivos como en “Nothing as it seems” y en furiosas declaraciones como en “World Wide Suicide”.

Al comienzo de “Porch”, el único tema seleccionado de la gira sudamericana, se escucha una persona gritando “¡¡¡Vamos!!!”, 100 por ciento argento. ¡Y si, así es! Son casi siete minutos de una versión del tema, que primero comienza mucho más lenta que en el disco, pero que de a poco va tomando furia. La canción es un motivo de orgullo más para seguir confirmando que somos el mejor público en vivo y que ese 26 de noviembre de 2005 se selló un pacto tácito, un vamos a volver…

Ahora, a partir de ese día con ellos, vivimos eternamente en “State of Love and trust”, en amor y confianza: amor por la música que hacen y confianza en la palabra de que van a volver pronto. Argentina le brinda fidelidad eterna a Pearl Jam con el clásico: “Olé olé olé, olé olé olé olá, olé olé olé, cada día te quiero más. Soy de Pearl Jam, es un sentimiento, no puedo parar…”. //z

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